Desmienten mito: Luna Azul no cambia de color, pero sí es un fenómeno raro

Redacción

Aunque su nombre sugiere lo contrario, la llamada Luna Azul no tiene nada que ver con un cambio en el color del satélite natural. Se trata, en realidad, de un fenómeno astronómico poco frecuente que ocurre cada dos o tres años y que puede observarse a simple vista desde la Tierra.

La Luna Azul aparece cuando hay una luna llena adicional en un mismo ciclo calendario, ya sea porque ocurren dos lunas llenas en un solo mes (tipo mensual), o porque hay cuatro lunas llenas en una sola estación y se considera “azul” a la tercera de ellas (tipo estacional), según explica la NASA.

En condiciones normales, cada año cuenta con 12 lunas llenas, una por mes. Sin embargo, debido a que el ciclo lunar es de aproximadamente 29.5 días y el calendario solar tiene 365 días, es común que cada 2.5 años haya una decimotercera luna llena. Esa es, precisamente, la que se denomina Luna Azul.

La última Luna Azul ocurrió el 19 de agosto de 2024 y fue de tipo estacional. La próxima vez que el fenómeno vuelva a repetirse será el 31 de mayo de 2026 (tipo mensual) y luego el 21 de agosto de 2032 (tipo estacional).

Un dato curioso es que el mes de febrero nunca puede tener una Luna Azul mensual, ya que incluso en años bisiestos no tiene los días suficientes para albergar dos lunas llenas. En cambio, en raras ocasiones puede carecer completamente de luna llena, fenómeno que se conoce como Luna Negra.

Aunque el nombre pueda inducir a pensar en un cambio de color, lo cierto es que la luna no se vuelve azul. No obstante, existen antecedentes históricos de lunas con tonalidades azuladas, causadas por condiciones atmosféricas extraordinarias.

Uno de los casos más conocidos fue en 1883, tras la erupción del volcán Krakatoa en Indonesia, cuya ceniza en suspensión provocó una refracción que dispersó la luz roja y dio a la luna una apariencia azul verdosa. Algo similar ocurrió con las erupciones del volcán El Chichón en México (1983), el Monte Santa Elena (1980) y el Monte Pinatubo (1991).

Así que aunque la Luna Azul no brille con un color diferente, su presencia en el cielo sigue siendo un espectáculo astronómico digno de observar.