Las claves para reducir el precio de la electricidad

Redacción

Si partimos de que los nuevos modelos de negocio energético que se están desarrollando por todo el mundo (fruto de su mayor rentabilidad), no están contemplados en las principales regulaciones y normativas, podemos rápidamente deducir que así es muy difícil de la sociedad se beneficie de toda esta innovación energética, que es limpia y barata.

El modelo energético convencional, basado en la oferta de generación centralizada con combustibles fósiles y energía nuclear, se ha sostenido mediante una regulación que ha protegido los ingresos suficientes para garantizar su viabilidad, cerrando el mercado a la competencia y derivando sus costes a los consumidores.

El modelo centralizado se apoya en 2 pilares:

  1. Un precio elevado de la energía que conforma el mercado mayorista (pool).
  2. Un consumo derrochador, ya que la eficiencia perjudica el crecimiento económico.

De esta manera se hace frente a los elevados costes de las importaciones de combustibles fósiles y se obtiene la rentabilidad comprometida con los inversores extranjeros, propietarios de la mayor parte del sector energético, que actúan así como instituciones extractivas.

Esto provoca que se detraiga parte de la renta nacional para pagar el coste de la dependencia energética y parte de la renta disponible con la que los consumidores garantizan los ingresos del sistema eléctrico y gasista.

A esto hay que sumar que los déficits del sistema, con poca o ninguna transparencia, se trasladan a los peajes. La pobreza energética del país determina el empobrecimiento de los consumidores 

Sin embargo, un modelo energético inclusivo consiste en abrir la competencia a millones de consumidores autogeneradores a través de la generación distribuida con renovables, baterías de almacenamiento, contadores y aplicaciones inteligentes y agregadores que les faciliten la gestión de la demanda y su participación en el mercado eléctrico.

El objetivo es el mínimo consumo de energía, con fuentes autóctonas, sin emisiones, e innovación tecnológica

En los últimos años se ha producido un cambio trascendental en todo el mundo: el modelo inclusivo es más eficiente y rentable que el modelo convencional o extractivo.

Mientras que en el modelo centralizado los costes son crecientes, en el modelo distribuido se observa una tendencia de costes decrecientes debido al margen de mejora tecnológica:

  • El almacenamiento en todas las tensiones hace innecesario el concepto de energía de respaldo para la integración masiva de renovables.
  • El incremento del precio de la tonelada de CO2 acelerará la pérdida de valor de las energías convencionales.
  • El intento de trasladar el coste del CO2 a los consumidores y no a los contaminadores o de recuperar el valor de las nucleares eludiendo los costes de seguridad, representa un coste económico, social e intergeneracional incalculable.

Por lo tanto, podemos enumerar las claves que debe tener la nueva relación de la energía con los consumidores, la competencia y la innovación:

  1. Participación de los consumidores activos, o a través de agregadores de demanda, en el mercado eléctrico, generando, almacenando, consumiendo y vendiendo su propia energía renovable, individualmente, de forma compartida o a través de comunidades locales de energías renovables.
  2. Apertura de la competencia a nuevos actores, públicos y privados, para el desarrollo de los usos de la energía que se están expandiendo por todo el mundo, como las infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos, baterías de almacenamiento, contadores y aplicaciones inteligentes para la gestión de la demanda y microrredes de autoconsumo con almacenamiento (smartgrids).
  3. Incentivar la innovación energética para aproximar la generación a los centros de consumo por los beneficios que supone en eficiencia, flexibilidad del sistema, ahorro de costes e inversiones y abaratamiento de la energía.
  4. Desarrollar el principio de quien contamina paga a través de la generalización de los presupuestos de carbono vinculados a la fiscalidad (tasas o cuotas de carbono) y la contratación pública para impulsar un cambio en los hábitos de consumo.

Para finalizar nos gustaría subrayar que es la suma de la ausencia real de competencia, los comportamientos especulativos poco éticos y la falta de más capacidad de renovables lo que en realidad está encareciendo la electricidad.

También percibimos un (pequeño) cambio en estos días de electricidad cara y es casi no se cuestiona el papel decisivo de las renovables y cada día menos son los que creen que sea el precio del CO2 el causante del encarecimiento de la energía.

Nos estamos empezando a dar cuenta que es precisamente el actual modelo energético sin competencia, opaco, contaminante y obsoleto el que provoca el alza de los precios de la electricidad para beneficio de unos pocos y perjuicio de todos los demás.

Con información de Ecointeligencia