Presupuesto de egresos y el endeudamiento público 2024: El llamado razonable

Redacción

Aguascalientes, Ags.-Se ha entregado la propuesta de paquete económico para el 2024 por parte de la Presidencia de la República al Congreso de la Unión, para que en el ámbito de las facultades constitucionales del segundo, se realice la revisión, el análisis, valoración y en su caso aprobación correspondiente de la Ley de Ingresos y el respectivo Presupuesto de Egreso.

Uno de los temas más debatidos generados por la propuesta en la esfera política y económica es el endeudamiento público que como iniciativa presenta el Ejecutivo Federal. En un México afectado por crisis económicas y emergencias globales como la pandemia, los gobiernos han recurrido al endeudamiento para financiar sus programas de estímulo y mantener a flote sus economías. Sin embargo, esta práctica ha suscitado un intenso debate sobre su sostenibilidad y consecuencias a largo plazo.

Creo firmemente que el endeudamiento público, cuando se gestiona de manera responsable y se dirige hacia inversiones productivas, puede ser una herramienta valiosa para impulsar el crecimiento económico y la prosperidad del Estado.

También el endeudamiento está determinado por la visión y misión que desde la perspectiva del gobierno en turno se contextualiza, es decir, por qué y para qué la deuda pública como opción de apalancamiento de la política pública. En cualquier caso, la clave es que debe hacerse con responsabilidad fiscal y transparencia.

El endeudamiento puede financiar proyectos de infraestructura, educación y salud que generen retornos a largo plazo para la sociedad. Estas inversiones son esenciales para el desarrollo sostenible y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Pero también,

desde una perspectiva donde se pondera la política social y el gasto público enfoca esfuerzos en el abatimiento de las desigualdades y generar condiciones de mayor bienestar a los que menos tienen, es válido que el destino de los recursos directos sean para dichas acciones, y la deuda como media de financiamiento de acciones de inversión en infraestructura.

Ahora bien, la importancia en el debate que se origine en el Congreso de la Unión debe estar fincado en establecer límites claros para la deuda y utilizarla de manera eficiente. Un endeudamiento desenfrenado con el uso discrecional de recursos no destinados al crecimiento económico, puede llevar a crisis graves, solamente de recorar los miles de millones de pesos que representó y sigue representando el FOBAPROA que si bien se justificó para apaliar una crisis dramática nacional en el ámbito macroeconómico, también lo es que, la sociedad mexiana en particular la clase media y la gran franja de sociedad en pobreza hoy sigue pagando un financiamiento públio que representó apalancar los grandes capitales nacionales particulares, no entro en mayor controversia.

En cualquier caso, es fundamental que el Legislativo en el ámbito de su responsabilidad establezca los mecanismos normativos explícitos de control de la deuda, y que el Ejecutivo a través de las instituciones autónomas y las propias dependencias garanticen la información de manera transparente sobre el uso de los fondos endeudados y sean responsables ante los ciudadanos y los organismos de control.

En situaciones de crisis, las alternativas al endeudamiento público, como el aumento de impuestos o la reducción de gastos, pueden tener consecuencias negativas en la sociedad. El endeudamiento puede ser la opción más viable en ciertos casos.

El endeudamiento público no es inherentemente malo ni bueno; su impacto depende de cómo se gestione. En tiempos de crisis y desafíos económicos, puede ser una herramienta necesaria para mantener la estabilidad y promover el crecimiento. Sin embargo, debe ir

de la mano de una gestión fiscal responsable y una rendición de cuentas total para garantizar que se utilice en beneficio de todos los ciudadanos.

Por último, el llamado a los actores públicos y privados para que primeramente se privilegie la reflexión informada y objetiva. Ni la comunicación que esconde datos ni la crítica fundada en la codicia política justifican opiniones que sesgan la visión de los ciudadanos.

El endeudamiento público no es inherentemente malo ni bueno; su impacto depende de cómo se gestione. En tiempos de crisis y desafíos económicos, puede ser una herramienta necesaria para mantener la estabilidad y promover el crecimiento. Sin embargo, debe ir de la mano de una gestión fiscal responsable y una rendición de cuentas total para garantizar que se utilice en beneficio de todos los ciudadanos.

Es una espada de doble filo, capaz de impulsar el progreso o de cargar a las generaciones futuras con un lastre insostenible. La diferencia radica en cómo lo empuñamos y en qué causa servimos. La discusión sobre el presupuesto de egresos y el endeudamiento público en el 2024 es, en esencia, un llamado a la responsabilidad y la visión a largo plazo. En este México de complejidades económicas y desafíos sin precedentes, nuestra capacidad para tomar decisiones sabias y equitativas marcará el camino hacia la prosperidad o la decadencia de nuestra nación. Que este debate sea una oportunidad para demostrar que México puede caminar por la senda de la responsabilidad fiscal, la transparencia y el bienestar de todos sus ciudadanos.