Niño sicario del CJNG cambia de bando y ahora asesina a criminales

Redacción

Guerrero.- “Capache” es hijo de una madre soltera, tiene 10 hermanos y tuvo que abandonar la escuela a los 13 años por la falta de recursos económicos. Para trabajar, se incorporó a un restaurante de una comunidad de Guerrero, y ahí fue donde uno de sus amigos lo reclutó para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Para entonces, “Capeche” a los 14 años, era sicario.

Ahora con poco más de 20 años, el joven le contó su historia a Jeremy Kryt, del diario “The Daily Beast”.

“No teníamos nada, ni siquiera para comer. Estaba cansado de ver a mi mamá pasar hambre. Y sabía que podía ganar 10 veces más si trabajaba para ellos. Tan pronto como escuché la oferta, supe que lo haría. Menos de una semana después, ya estaba en el autobús rumbo a Jalisco”, relató.

En la entrevista, “Capeche” explicó que conforme fue pasando el tiempo, su posición dentro del CJNG fue subiendo, sin embargo, decidió cambiar de bando y ahora prefiere asesinar a quienes lo entrenaron para ser un sicario.

Ahora trabaja con una de las autodefensas más grandes del país, en donde encabeza una célula que se dedica, precisamente, a asesinar (“limpiar”, en su expresión) a sicarios del grupo al que antes pertenecía.

“Capeche” fue una vez un sicario para el Cartel de la Nueva Generación de Jalisco ( CJNG ), que recientemente eclipsó al Cártel de Sinaloa, el antiguo atuendo del Chapo Guzmán, como el mayor sindicato criminal de México. Luego, hace aproximadamente dos años, Capeche cambió de bando para oponerse a CJNG y sus aliados. Actualmente sirve en una fuerza de autodefensa que ha tomado la ley en sus propias manos en nombre de la lucha contra la corrupción política y el crimen organizado.

El joven ahora utiliza los conocimientos aprendidos dentro del entrenamiento riguroso y sangriento cuando fue un recluta del CJNG para contraatacar a los narcos. Uno de los peores ejercicios era el de soportar, durante 10 minutos sin moverse y desnudos, a los ataques de avispas. “Si te movías o gritabas, iban y te golpeaban”, recordó. “Era mejor aguantar el dolor”, dijo.

En el campamento, “Capeche” recibió entrenamiento general de infantería por parte de miembros retirados de las fuerzas especiales del Ejército mexicano,  incluidas tácticas de unidades pequeñas, prácticas de tiro con rifle de asalto y ametralladoras y lanzamiento de granadas, así como construir armas mientras se encontraban con los ojos vendados.

Tras pasar tres meses en el entrenamiento, “Capeche” era capaz de torturar a una persona sin que se desangrara para obtener información, podía matar e incluso descuartizar a alguien de manera específica para que no pudiera ser reconocida o encontrada. Tiempo después aprendió a armar paquetes de droga para su envío y a estar en enfrentamientos con bandas rivales o autoridades.

Más adelante, “Capeche” se convirtió en un integrante de un cuerpo de élite integrado por 35 guardaespaldas dedicados a uno de los hombres más fuertes del Cártel: Hugo Gonzalo Mendoza Gaytán, “El Sapo”, o “El 090”, uno de los comandantes regionales de Oseguera Cervantes en el oeste del país.

Sin embargo, tomó la decisión de alejarse de ese lado de la violencia y se integró al Frente Unido de Policía Comunitaria del Estado de Guerrero (FUPCEG) y así, cazar a todos los narcos que amenazan a las comunidades de Guerrero. Cuenta que a veces se apoyan de mujeres para localizar a sus objetivos, los rastrean y comienzan a disparar, aunque en muchas ocasiones no puede estar seguro de si se pudo concretar un asesinato o no.

Capeche ahora gana lo suficiente de su trabajo para FUPCEG para ayudar a su madre y hermanos. Se casó no hace mucho y tiene una hija de solo un par de meses. No puede visitar a su familia a menudo, dice, porque no quiere ponerlos en peligro.

Aún con todo ello, el joven sueña con abrir su propio restaurante algún día, pero también reconoce que dejar atrás su actual forma de vida es prácticamente imposible.

“Me siento bien con el trabajo que hago”, dice Capache. “No es fácil, y tienes que cuidar tu espalda. Pero estoy orgulloso de ello ”, dice.

Con información de Vanguardia