Redacción
La tumba del Papa Francisco ya está lista, y su construcción con piedra de pizarra originaria de Liguria ha conmovido profundamente a los habitantes de Cogorno, un pequeño pueblo al norte de Italia, donde nacieron sus bisabuelos.
“Dijo que quería descansar en la piedra de sus abuelos. Es algo precioso”, expresó emocionada Cristina Cogorno, prima del Pontífice, al conocer el anuncio hecho por el cardenal Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de la basílica de Santa María la Mayor, quien reveló que el Papa pidió ser sepultado en una tumba hecha con “piedra de Liguria, que es la tierra de sus abuelos”.
La tumba se encuentra ya instalada en un nicho lateral de la basílica liberiana, cerca del Altar de San Francisco, con una sola inscripción: Franciscus, y la reproducción de su cruz pectoral.
La elección del material no es menor. Se trata de pizarra de Lavagna, una roca negra y cálida, utilizada tradicionalmente en caminos y techos. “No es una piedra noble, siempre ha sido la piedra del pueblo”, dijo Franca Garbarino, presidenta del Distrito de la Pizarra. “Es humilde, resistente, esencial. Como él”.
Los habitantes de Cogorno, donde aún vive la prima del Papa, Angela Sivori, recibieron la noticia como una bendición. “Nos hizo un gran regalo. Una última sorpresa”, contó su hija Cristina, recordando el día en que conocieron al Papa en una visita a Génova en 2017. “¡Por fin conozco a los Sivori!”, exclamó Francisco al saludar a sus parientes.
La pizarra, además de formar parte de la tumba, ha sido un símbolo constante en la historia familiar. Una placa hecha del mismo material recuerda en Cogorno a Vincenzo Sivori, bisabuelo del Pontífice, quien emigró a Buenos Aires en el siglo XIX.
La elección del Papa de descansar sobre esa piedra cierra un ciclo de vida que conecta sus raíces humildes con su papado marcado por la sencillez. “La pizarra no excluye, se adapta”, dijo Garbarino. “Como el Papa Francisco, que supo hablarle a todos”.
Cogorno, donde también nacieron dos Papas medievales, se convierte así en tierra de tres Pontífices. Y la piedra de sus colinas, en el lecho final de un hombre que eligió caminar con los últimos hasta el fin.