Redacción
“Intentas moverte, gritar, pero nada. Estás completamente paralizado”. Así describe Sandra Ortonobes, biomédica y divulgadora científica, la experiencia de quienes han vivido una parálisis del sueño, en su video Las PARÁLISIS del SUEÑO según la CIENCIA, en el canal La Hiperactina.
Algunas personas aseguran ver a un hombre con sombrero, otras sienten una presencia al otro lado de la habitación. En ocasiones, una presión en el pecho, como si algo invisible se sentara encima. Lo que ocurre, explica la especialista, es que el cuerpo está paralizado mientras el cerebro se ha activado bruscamente durante la fase REM del sueño, justo cuando soñamos con más intensidad.
Durante esta fase, el cuerpo desconecta las neuronas motoras para evitar que los movimientos del sueño se ejecuten en la vida real. El responsable de esta desconexión es el bulbo raquídeo, una estructura en la base del cerebro. Si la persona despierta antes de que se restablezca la conexión muscular, el resultado es una parálisis momentánea acompañada, muchas veces, de alucinaciones visuales, auditivas o táctiles.
Estas experiencias pueden dividirse en tres tipos: la sensación de una presencia amenazante, una presión intensa en el pecho acompañada de dificultad para respirar, y una desconexión del cuerpo que genera una sensación extracorpórea. “Aunque, lo más aterrador de todo es que te pueden dar las tres a la vez”, advierte Ortonobes.
Según estudios citados por la divulgadora, entre el 5 y el 10% de la población padece parálisis del sueño de forma habitual. Factores como el insomnio, la mala calidad del sueño, el consumo frecuente de alcohol, la salud mental y las siestas prolongadas aumentan el riesgo de sufrir estos episodios. Investigaciones en adolescentes chinos y japoneses han mostrado patrones similares.
Más allá del susto, la parálisis del sueño puede ser una señal de que algo no va bien en nuestros hábitos. “Son efectos externos los que incrementan que nos suceda”, concluye la biomédica. Dormir bien no solo es importante para el cuerpo: es vital también para la mente y el equilibrio del sueño.