El Banco de México rebaja su previsión de crecimiento por los terremotos y la menor producción petrolera

El País

CDMX.- Los terremotos y la menor producción petrolera pasan factura a la economía mexicana en la segunda mitad de 2017. El Banco de México ha rebajado este miércoles en dos décimas su previsión de crecimiento para el conjunto del año –de un rango previo de entre el 2% y el 2,5% a entre un 1,8% y un 2,3%–. “La actividad productiva en el tercer trimestre mostró una desaceleración mayor de la esperada, en buena medida ante los efectos de los sismos de septiembre y la pronunciada contracción de la plataforma petrolera en ese mismo mes”, apunta el instituto emisor mexicano en su informe trimestral.

El impacto de los potentes temblores que sacudieron al sur y al centro del país será, en todo caso, de corto plazo –”moderado y transitorio”, según los técnicos del banco central mexicano–, por lo que su pronóstico de crecimiento para el año que viene permanece invariable en una horquilla de entre el 2% y el 3%. En un todavía muy lejano 2019 –sobre todo, habida cuenta de la creciente incertidumbre en torno al Tratado de Libre de Comercio de América del Norte (TLC), del que tanto depende México–, la economía del país latinoamericano debería crecer entre un 2,2% y un 3,2%.

El empleo, una variable altamente correlacionada con el ciclo, apenas sufre la ralentización de la economía mexicana en este tramo final de 2017. Al contrario, la creación de puestos de trabajo formales en México “ha continuado mostrando un dinamismo mayor al que sugeriría el crecimiento económico y mayor al previamente anticipado”, subrayan los técnicos de Banxico. Tanto, que el prestamista de último recurso revisa al alza su previsión respecto al informe previo: ahora vaticina un aumento en los empleados afiliados a la seguridad social mexicana de entre 720.000 y 790.000 en el año en curso, entre 30.000 y 60.000 más de lo que pronosticaba hasta ahora.

En 2018 el mercado laboral mexicano añadirá entre 680.000 y 770.000 puestos de trabajo, según las nuevas previsiones, 10.000 más de lo que vaticinaba el banco central en su anterior informe trimestral. Sin embargo, en su mayoría estos puestos de trabajo no son nuevos, sino empleados del sector informal que pasan a trabajar bajo condiciones formales (con seguridad social y derechos fijados por ley). Pese a la caída sostenida en los últimos tiempos, México sigue siendo el país de la OCDE con mayor porcentaje informalidad, todavía superior al 50%.

Sobre cualquier pronóstico macroeconómico pesa la duda. Pero en el caso de México, la incertidumbre se multiplica. Con la renegociación del TLC en marcha, el riesgo mayor riesgo es que las conversaciones descarrilen y, en vez de concluir con un nuevo acuerdo, den al traste con una de las relaciones comerciales más fértiles del planeta. En el informe presentado este miércoles, el propio banco central advierte del “deterioro” reciente en el balance de riesgos y contempla incluso la cancelación del tratado, una de las amenazas más recurrentes de Donald Trump que ha cobrado fuerza en las últimas semanas. A ese riesgo se suma la “volatilidad” que las elecciones mexicanas pueda traer sobre los mercados financieros nacionales “y que ello incida adversamente en la evolución del gasto privado”. Sin mencionarlo explícitamente para salvaguardar su independencia, el guardián de la política monetaria mexicana se refiere a una potencial victoria del favorito en las encuestas: Andrés Manuel López Obrador (Morena). En los últimos meses, este factor ha añadido un punto adicional de nerviosismo en los inversores.

Inflación más alta de lo esperado

Todavía sin anuncio sobre el nombre de su sucesor, Agustín Carstens se despide del cargo de gobernador del Banco de México –en una semana dejará el testigo tras casi ocho años para dirigir el Banco Internacional de Pagos (BIS), el coordinador de los institutos emisores de todo el mundo– con la tarea a medio hacer. La inflación, cuyo control es atribución única del banco central mexicano, cerrará el año lejos de la meta fijada por el propio Banxico (entre el 2% y el 4%) y lo hará cerca del 6%. Aunque la institución mantiene su previsión de que la tendencia siga a la baja en lo que resta de 2017, en buena medida gracias a la decidida acción de subida de tipos hasta el 7%, la caída será menor a la prevista inicialmente por dos factores: el encarecimiento de los productos agropecuarios y la energía. Para 2018, la previsión de inflación también es ligeramente peor de lo pronosticado hace tres meses y los precios solo alcanzarán el objetivo del 3% en el tramo final del año, un trimestre después de lo vaticinado.

Una de las señas de identidad del Banco de México a lo largo de su historia ha sido la cautela a la hora de revisar el salario mínimo, uno de los más bajos de Latinoamérica. Hace dos semanas advirtió de las consecuencias que tendría un aumento de esta variable “desproporcionado respecto de la evolución de la productividad”. Pero, a la vista de que el incremento anunciado el martes es inferior a lo esperado, Banxico solo ve una “leve” presión sobre los precios en lo que resta de año y no un “riesgo” para la inflación en 2018.