Sobre fumar o no fumar de la verde

Nicolo Machiavelli Savonarola

Aguascalientes, Ags.- El uso de la “mota” con fines medicinales y recreativos, ha creado una gran ámpula en la sociedad mexicana. La discusión nacional en torno a despenalización de la “cannabis índica o sativa” según su origen, ya que la índica es la que en su mayoría proviene del sur de Asia y del subcontinente Indio, Afganistán, Pakistán, India, Tíbet, Nepal, etc. En contraparte las sativas se dan en zonas ecuatoriales como Tailandia, Camboya, Jamaica, México, etc. Según la fuente (Sensi Seeds), de la internet, también hay variables en cuanto al tiempo de floración, crecimiento, peso y por supuesto efectos.

Pero ese no es el punto. El punto es la discusión sobre la legalidad de la siembra, posesión, portación y consumo, conforme al dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyo fundamento se basó en nuestra Constitución Política cuyo artículo primero establece que, queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y “tenga por objeto anular  o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. El razonamiento jurídico se basó en la parte final de este artículo, de ahí que cada persona tiene el derecho a decidir qué hacer con su propio cuerpo, y eso no está sujeto a discusión, aunque los opositores se apoyan a que también es el Estado el que está obligado a garantizar los derechos colectivos de la salud, y que ambos principios se contraponen.

Lo anterior es un claro ejemplo de la libertad de pensamiento y expresión de la ideas, pero eso no garantiza ni el sí o el no al cultivo, posesión, traslado y consumo de la hierba mágica, curativa o vaciladora. Muchos tiranetas como bautizó Pepe Woldenberg a un columnista medio intransigente, muy crítico que se llama Sergio Aguayo, han expresado sus sesudas opiniones a favor o en contra sobre el tema, como con toda certeza seguirá pasando. Pero no sólo ellos han dado sus puntos de vista sobre el asunto de doña juanita, también los ha habido con un conocimiento con mayor información sobre el particular. No obstante no se ha consultado a quienes en realidad tienen un vasto conocimiento sobre un tema bastante escabroso como lo es el despenalizar una substancia toxica, para unos dañina para la salud, para otros con propiedades curativas o paliativas y para otros simplemente de relajación o recreación, y en medio la generalidad, es decir, los ciudadanos de todas la edades.

Debe haber en nuestro país especialistas sobre este asunto de la mariguana, desde el punto de vista jurídico, médico, sociológico, antropológico, político, psicológico, químico, religioso, esotérico e incluso arqueológico. Pero aún no han hablado. Los que sí han opinado al respecto son como siempre los que le tiran a todo lo que se mueve, es decir los que no saben nada o casi nada sobre un asunto que es multidisciplinario.

Por otra parte no debemos en ningún momento, dejar de pensar en un uno de los derechos fundamentales de una democracia, que es el derecho de las minorías a disentir sobre una decisión tomada por una mayoría cualquiera. En una democracia todos cabemos, los que no estamos de acuerdo en que se despenalice el asunto de la cannabis o los que sí estamos de acuerdo porque sí se legalice ese derecho. En suma, y en estricto apego a estos principios de sana convivencia, me parece que el razonamiento del ministro de la Corte para darle la razón a quienes interpusieron el amparo para obtener el derecho de sembrar, cultivar, transportar y fumar cannabis, fue en un irrestricto apego a este derecho fundamental.

Podrán hablar los especialistas sobre el particular desde sus respectivas disciplinas, pero a fuer de ser objetivos nunca deberán perder de vista ese sagrado principio de toda democracia: la libertad a decidir qué hacer o no hacer con nuestra vida y con nuestro cuerpo. Hay y habrá quienes les gusta beber alcohol de diferente forma y en diferentes cantidades, o quienes les gusta inhalar o fumar tabaco o mariguana, o asistir a una corrida de toros, o a una función de box o lucha libre etc., y todos ellos están en su derecho, como debemos estar en nuestro derecho quienes no nos gusta alguna de estas cosas o todas ellas a la vez; pero ese derecho debe ser el de absoluto respeto por los gustos de los demás, sean una mayoría o una minoría, eso es lo que realmente importa. Si yo estoy en contra de la fiesta brava, simplemente no voy, pero debo respetar a quienes si tiene ese gusto y no ir a manifestar mí desaprobación afuera de una plaza de toros, lo que equivale a una clara provocación por los aficionados al toreo. Toda actividad social se debe medir con la misma vara, y así todos podremos vivir en paz sin faltar el respeto a los demás.

Nadie hasta ahora se pronunciado en ese sentido, y me extraña porque muchos de estos opinadores profesionales y muy bien pagados, escriben sobre el tema, pero desde su muy, pero muy corta percepción del fenómeno de esta despenalización de la cannabis, la que algunos de ellos seguro estoy que en más de alguna ocasión se dieron su toquecito.

Más metros de concreto hidráulico para el municipio de Aguascalientes

En días recientes el alcalde de la capital anunció que continuará pavimentando calles sin ton ni son, pero eso sí, con concreto hidráulico. Hace unos meses opiné sobre este programa municipal de pavimentar con concreto hidráulico algunas arterias de la ciudad, y dije que el material era de excelente calidad, pero que ojalá antes de haber iniciado tales obras, se hubiesen puesto en la misma sintonía, compañías de gas, Telmex, Caasa, CFE y otras instituciones cuya actividad tenga que ver con la conducción del servicio a prestar a través de ductos en el subsuelo, pero también que concretara esa pavimentación en toda la longitud de esas calles y avenidas y no únicamente en ramos cortos y además escogidos para el lucimiento personal, o dicho con toda propiedad, con fines electorales y electoreros. El tiempo, como siempre me dio la respuesta. Ahora resulta que ya están cortando ese recién estrenado concreto de lujo en una de estas avenidas, no sé si para reparar el drenaje o colocar algún ducto para alguna clase de servicio. Eso lo sabremos pronto.

No es que los ciudadanos critiquemos nada más por criticar algún programa público como este de la pavimentación con concreto de treinta centímetros de espesor. ¡No! La pavimentación es necesaria en muchas arterias de la ciudad, pero de manera importante e impostergable en avenidas importantes como La Siglo XXI (tercer anillo). Avenida de los maestros, Mahatma Gandhi y otras, en las que sólo se pavimentaron tramos cortos y no la totalidad de las avenidas que por su lamentable estado requerían que así fuera y más aún, porque aún lo requieren. La crítica es en el sentido, de que en lugar de ir colocando el pavimento por aquí, por allá y hasta por acullá, sería de mayor beneficio para la población que se concluyera esa pavimentación en la totalidad de avenidas o arterias que así lo están pidiendo desde hace años, concretamente, -hablando de concreto- desde que el PAN llegó al gobierno.

Entiendo que el señor don Juan Antonio Martin del Campo en su calentura por llegar a ser nominado por su partido el PAN, a la candidatura para gobernador del estado, anda salpicando por toda la ciudad trozos de pavimento muy bueno y muy costoso, pero sin orden alguno, para que los habitantes de la ciudad veamos la gran cantidad de obra pública que está realizando y así, según su precaria inteligencia y a los consejos de sus sesudos asesores, dejarse ver por los aguascalentenses como el mejor urbanista de todos los tiempos. No se vale engañar al respetable con ocurrencias de corto alcance, es decir de tres años, señor presidente municipal, pero sobre todo sin una verdadera planeación como requieren las obras de gran envergadura.

No va por ahí señor alcalde. Póngase las pilas y haga las cosas como Dios manda, aunque me parece que ya es tarde para ello, pues su tiempo se agotó.