Se cumplieron 4 años de la captura definitiva de “El Chapo” Guzmán

Redacción

Ciudad de México.-El día que se le acabó la suerte al “El Chapo” Guzmán quedará como un hecho trascendente para las autoridades.

El 8 de enero de 2016 marcó el destino del entonces narcotraficante más buscado de Estados Unidos y México, Joaquín Guzmán Loera.“El Chapo” fue detenido de manera casual mientras intentaba huir en un auto robado por una carretera de Sinaloa.

Las primeras imágenes que circularon sobre lo captura fueron el principio del fin del hombre al que todos temían: las fotos mostraban al cabecilla del cártel de Sinaloa sucio, con una playera sin mangas y despeinado.

Para Guzmán Loera había terminado la suerte, después de haber escapado dos veces de cárceles de máxima seguridad, no volvería a estar en libertad.

El llamado operativo “Cisne Negro”, que había iniciado en noviembre de 2015, fue coordinado y comandado por Marco Antonio Ortega Siu, jefe de la Unidad de Operaciones Especiales, un cuerpo élite de la Marina capacitado por el Comando Norte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Fue quien detectó lo que el Centro de Inteligencia de El Paso, Texas, denominó “primer anillo de protección” de Guzmán Loera en el municipio de Ahome, Sinaloa.

Las acciones iniciaron alrededor de las 04:00 horas del 8 de enero, cuando elementos de la Armada entraron a la casa de seguridad localizada en el fraccionamiento Las Palmas, en Los Mochis, Sinaloa, donde se encontraba “El Chapo”.

En un video de 15 minutos que divulgó la propia Secretaría de Marina, grabado con una cámara instalada en el casco de uno de los marinos que llevó a cabo el operativo, muestra la entrada del comando a la vivienda donde se escondía el narco con sus guardaespaldas.

Cuando los marinos entraron comenzó un enfrentamiento con integrantes del cártel de Sinaloa. En un inicio “El Chapo” había logrado escapar mientras sus hombres distraían a los marinos en medio de una intensa balacera. Los militares encontraron un túnel de casi dos metros de alto y paredes de madera que comunicaba con los sistemas de drenaje de la ciudad. En la casa también se encontró un señuelo, que consistía en un pequeño hueco debajo del refrigerador que resultaba muy pequeño para que cupiera una persona.

En medio del enfrentamiento armado, “El Chapo” y su jefe de seguridad Iván Gastélum “El Cholo”, habían logrado escapar y se ocultaron en los túneles de drenaje, pero la lluvia les jugó una mala pasada y provocó que el nivel del agua empezara a subir, lo que hizo que “El Chapo” y su escolta salieran a las calles, robarán un coche y a los pocos minutos fueran detenidos en la carretera Los Mochis-Navojoa por agentes de la Policía Federal. “Se me acabaron las vacaciones”, dijo Guzmán Loera tras su arresto, no sin antes querer sobornar al oficial que lo detuvo.

El día que fue detenido por tercera ocasión, el agente de la División de Seguridad Regional, al que por razones de seguridad se identifica como “Tiburón”, tenía la asignación de realizar tareas de vigilancia en la carretera Los Mochis-Navojoa cuando recibió la orden de estar al pendiente de un auto Focus rojo que había sido robado y que probablemente se dirigía a ese punto.

Tal como se lo habían advertido, vislumbró el auto y le puso el alto sin saber que a bordo viajaban Guzmán Loera y El Cholo, del cártel de Sinaloa, quienes habían logrado burlar el cerco de la Marina escapándose por una alcantarilla.

“Comandante dígame qué quiere, pero ya écheme la mano (…) es más, le dejo 50 millones de dólares para que no vuelva a trabajar nunca en su vida”, le habría dicho El Chapo Guzmán al agente, según el diario Milenio, que tuvo acceso a las declaraciones de Tiburón, que forma parte de un recuento de historias de éxito, heroísmo, tragedia y sobrevivencia acumuladas en el blog de la PF, que desapareció este primer día del año para dar paso a la Guardia Nacional.

Sin embargo, Tiburón los esposó y los subió a la patrulla y junto con su compañero los llevó a los dos a un hotel mientras llegaban los refuerzos.

“Ayúdeme y no va a volver a trabajar. Comandante, dígame qué quiere pero ya écheme la mano”, le dijo Guzmán Loera quien le ofreció como regalo, además del dinero, empresas que tenía en Sinaloa.

“Ahorita, espérese. Ahorita vemos qué hacemos”, le habría señalado el oficial, ante lo cual como respuesta recibió un “comandante, no se vale. Tanto huir y tanto dinero para que usted venga y me entregue. No se vale”.

Sin embargo, las súplicas tampoco conmovieron al agente de la PF quien le habría respondido con un tajante “también entiéndame, estoy haciendo mi trabajo”.

A partir de entonces, el destino del fundador del cártel de Sinaloa quedó sellado, un año después el gobierno mexicano lo extraditó a Estados Unidos donde fue declarado culpable de 10 delitos relacionados con tráfico de drogas y lavado de dinero y sentenciado a cadena perpetua.

Lo que para el Chapo empezó como un viaje por las alcantarillas y el lodo terminó en una cárcel en la que permanece aislado, sin alguna persona con la que pueda interactuar y con sólo una hora al día para tomar el sol adentro de una jaula.

Con información de Infobae