¿Presidente Trump? Fuerzas políticas, e incluso Barack Obama, se unen para evitarlo

Sin Embargo

Washington.- Donald Trump parece imparable, a juzgar por los resultados de ayer martes. El discurso contra las minorías, los migrantes, los musulmanes, los mexicanos e incluso contra las mujeres parece haber conquistado a una mayoría blanca, que es su mayor soporte.

El mundo Trump, una mezcla de promesas populistas y de corte fascista –de acuerdo con analistas e historiadores– ha caído sobre tierra fértil entre ciudadanos asustados por la marcha de la economía y las nuevas realidades demográficas de Estados Unidos. Y ávidos de resultados inmediatos, los votantes se han dejado atrapar por el discurso de odio del multimillonario, dicen especialistas.

Preocupados por el destino del país, republicanos, demócratas e incluso el Presidente Barack Obama se han unido de última hora en un discurso más abierto contra Trump. Algunos intelectuales y analistas insisten en que el multimillonario ha atraído incluso a aquellos que ven mal “que un negro gobierne Estados Unidos”.

Un grupo de líderes conservadores convocó ayer a una reunión extraordinaria para discutir las opciones que se tienen bloquearle el camino a Trump, incluida la posibilidad de agruparse en torno a un candidato de un tercer partido. Intentan presionar por medio de la retención de donaciones.

Obama dijo este martes que está muy perturbado por la “retórica vulgar y divisiva” dirigida contra las mujeres y las minorías, así como la violencia de la campaña presidencial 2016. “Se trató de un golpe doble de Obama para el republicano al frente de la contienda, Donald Trump, quien ha sido combativo en sus ocasionalmente violentos mítines y ha comentado sobre mujeres”, dijo Associated Press.

Obama habló en una comida de unidad en el Capitolio para expresar su preocupación sobre las protestas que han llegado a convertirse en ataques violentos durante los mítines de Trump, así como por el plan del candidato de prohibirle la entrada a musulmanes y deportar a inmigrantes que viven sin autorización en Estados Unidos.

“Hemos escuchado una retórica vulgar y divisiva hacia mujeres y minorías y estadounidenses que no se ven o rezan como nosotros, o votan como nosotros”, dijo.
Hillary Clinton alertó ayer, durante el proceso electoral, sobre “el camino muy peligroso que Donald Trump ha trazado”. Dijo que “el tipo de fanfarronería y fanatismo y abuso” es perturbador para la mayoría de los estadounidenses.

Manifestantes gritan consignas contra Donald Trump en un acto en la Universidad de Chicago-Illinois, el 11 de marzo del 2016. En un ambiente caldeado por la candidatura de Trump, mucha gente está emitiendo un “voto estratégico” en las primarias, no necesariamente por su candidato preferido, sino por el que más le conviene para conseguir su objetivo. Incluso si esto implica cambiar de bando y participar en la votación del otro partido. Foto: Charles Rex Arbogast, AP
Manifestantes gritan consignas contra Donald Trump en un acto en la Universidad de Chicago-Illinois, el 11 de marzo del 2016. En un ambiente caldeado por la candidatura de Trump, mucha gente está emitiendo un “voto estratégico” en las primarias, no necesariamente por su candidato preferido, sino por el que más le conviene para conseguir su objetivo. Incluso si esto implica cambiar de bando y participar en la votación del otro partido. Foto: Charles Rex Arbogast, AP

CONTRA MÉXICO

En México, los analistas confían en que Trump se atore en la elección general de noviembre. Los síntomas de división e incluso de violencia expresados el viernes pasado en Chicago podrían hacer reflexionar a la población estadounidense sobre el daño por la exacerbación de ánimos que convoca el empresario, dijo Nora Arroyo Carrasco, coordinadora del área de Relaciones Internacionales de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Varias de sus propuestas, agregó la académica, son inviables aun cuando responden a un discurso que una parte del electorado norteamericano quiere escuchar, como lo relacionado a la construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México.

Ante cualquier escenario, agregó, el Gobierno de México debe plantearse como prioridad una política de protección a los mexicanos en el extranjero, una población que ha sido blanco de los ataques del precandidato.

Arturo Alvarado Mendoza, sociólogo investigador del Colegio de México (Colmex), dijo que el Gobierno de México no sólo ha reaccionado de manera “tenue” ante los ataques de Trump a los mexicanos en Estados Unidos, sino que, en general, carece de una posición enérgica en materia de defensa de los migrantes”.

“Lo que tiene que hacer el Gobierno de México es protestar, más clara y enérgicamente, porque las declaraciones de la Secretaria [Claudia Ruiz Massieu] fueron tenues, débiles”, dijo el académico del Colmex a SinEmbargo.

Javier Urbano Reyes, coordinador de la Maestría en Estudios sobre Migración del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana. Consideró que la tendencia es muy marcada y que sólo algo extraordinario impediría que Trump sea candidato a la Presidencia.

El analista prevé que el empresario dé un giro en el discurso ya como candidato, “por la relación que Estados Unidos tiene con México”.

“Sus mensajes contra México son tan estructurales que absolutamente nada de lo que ha prometido puede hacerse. Entonces su discurso está afectando todos los acuerdos comerciales y geoestratégicos de Estados Unidos. Matizará de forma extrema su mensaje antiMéxico […]. Ese viro no lo veo en el tema migratorio, que es el de mayor polémica y que le ha dado muchos votantes”, planteó.

Urbano ve mínimos los efectos de Trump en México, incluso en el caso de que fuera Presidente, ya que están de por medio los intereses nacionales y de seguridad de Estados Unidos. “Con esos no hay Presidente que pueda jugar. México es parte de la agenda de seguridad de Estados Unidos y cerrarle puertas, quererle cobrar bardas y deportarle masivamente, no pasará. Insisto: por encima del Presidente, hay intereses de seguridad nacional donde México es estratégico. Hay que estar tranquilos”, comentó.

Caso contrario es lo que llamó “el regadero” que dejará la campaña de Trump, en términos de confrontaciones entre ciudadanos, las peleas, las tensiones sociales que él está generando y seguramente muchos mexicanos van a ser víctimas de esa suciedad que dejará ese hombre, por sus mensajes duros, torpes, insostenibles y cargados de un novel de ignorancia absoluto, pero que mucha gente le cree”.

Por otro lado, el “efecto Trump” está provocando también que sectores de la población que no se estaban movilizando comiencen a hacerlo para frenar la llegada de este precandidato.

Sería la movilización de los “antiTrump”, grupos de latinos que estaban reacios a votar pero que ahora se están convirtiendo en activistas políticos. “Es una ironía, pero el efecto de su candidatura extremista, genera que se activen aquellos más moderados para impedir que llegue a la Presidencia”, expuso.

EL MUNDO TRUMP

Donald Trump se ha presentado ante los electores con promesas agresivas pero sin un programa específico. Se ha contradicho a sí mismo para acomodar el discurso al oído de quienes lo escuchan. Ha abrazado lo que ayer rechazaba, y ha ofrecido dar un paso atrás en muchos de los avances democráticos y civiles que los estadounidenses han conquistado en las últimas décadas.

Contra México. Trump acusa a México de saquear Estados Unidos. Promete construir un muro en la frontera, sacar el empleo de empresas norteamericanas (desde Starbucks hasta Ford, pasando por Nabisco) e incluso congelar los envíos de dinero de Estados Unidos al país.

Contra las mujeres. Su ex esposa, Ivana, lo acusó de violación después de un proceso de divorcio que duró alrededor de un año. No queda allí. Ha insultado a periodistas, actrices y concursantes de su reality show con calificativos como “poco atractiva”, “tonta” o “animal asqueroso”. Ha dejado claro que el valor de las mujeres, para él, se limita a la apariencia. Ante los malos comentarios en la prensa, Trump dijo que “no importa qué escriban de ti mientras tengas un joven y hermoso pedazo de trasero [piece of ass]”.

Contra la prensa. Trump promete enmendar la Constitución para acotar la libertad de expresión. Ha sostenido que las libertades que goza la prensa norteamericana debe ser contenida.

Contra los enemigos. Trump ha dicho que atacará hasta “a las familias de los terroristas” en suelo extranjero para amedrentarlos, y operaría incluso sin bloque de países y por decisión propia contra otras naciones que considere una amenaza. Habla de cometer crímenes de guerra por “la protección de la nación”. Ha pedido, de hecho, no permitir más el ingreso de musulmanes a Estados Unidos y promete expulsarlos.

Contra los intrusos. Trump considera que los migrantes “se han robado el sueño americano”, que son una carga para Estados Unidos y plantea expulsar a 11 millones que viven allá sin documentos.

Contra el comercio. Trump plantea dos cosas: una, obligar a las empresas norteamericanas a dar empleo sólo en suelo estadounidense; dos, gravar con aranceles más altos las importaciones para equilibrar la balanza comercial. Esto, dice Trump, incluso por encima de los organismos reguladores como la OMC.

Contra los débiles. Trump se burla de aquellos que son percibidos como débiles y alienta la violencia contra sus detractores y enemigos.

Contra las instituciones. Habla de desmantelar las instituciones e incluso demoler la estructura política y administrativa de Estados Unidos para “volverla más fuerte”.

Contra el mundo. Trump tiene simpatía sólo por el Presidente de Rusia, Vladimir Putin. Ha expresado su rechazo a naciones como la china porque, como México, considera que “saquean la nación”.

El temor a un Estados Unidos cambiante está alimentando parte del enojo manifestado públicamente alrededor de la campaña de Trump, dijeron ayer lunes los historiadores Ken Burns y Henry Louis Gates Jr.

“Estamos ahora un momento retrógrado en el cual la alarma racista está entre nosotros”, dijo Burns, un realizador de documentales ganador del Oscar. Trump “le está hablando a una necesidad y a un conjunto de temores profundos dentro de un segmento grande de la comunidad estadounidense”, agregó Gates, un intelectual de la Universidad de Harvard y conductor de un programa de Genealogía en PBS.
Gates alertó además que el Presidente Obama subestimó la profundidad de la hostilidad hacia él.

“Pienso que él creyó la narrativa de que había llegado el día de la armonía racial”, comentó el experto. “No creo que hayan previsto el profundo racismo estadounidense y lo mucho que no ha cambiado debido a que un hombre negro fue elegido Presidente”.
John Drury usa una camiseta y un broche en apoyo a Donald Trump mientras espera a que inicie un acto de campaña del aspirante presidencial republicano en el Savannah Center, en West Chester Township, Ohio, el domingo 13 de marzo de 2016. Foto: John Minchillo, AP
John Drury usa una camiseta y un broche en apoyo a Donald Trump mientras espera a que inicie un acto de campaña del aspirante presidencial republicano en el Savannah Center, en West Chester Township, Ohio, el domingo 13 de marzo de 2016. Foto: John Minchillo, AP

CONTRA LA ECONOMÍA

Donald Trump ha prometido hacer trizas los acuerdos comerciales que Estados Unidos tiene con otros países y multar las importaciones desde México y China. Incluso se ha negado a comer galletas Oreo para protestar porque Nabisco trasladó su fábrica de galletas de Chicago a México.

Al atacar los acuerdos comerciales, el aspirante presidencial republicano está expresando la creencia, común entre muchos de sus disgustados simpatizantes, de que la competencia extranjera se está robando los empleos estadounidenses y encogiendo los salarios. “Nos está matando el comercio, destruyendo absolutamente”, ha dicho Trump.

Sin embargo, distintos reportes revelan que el magnate ha preferido que varios productos que llevan su nombre sean elaborados en otros países como Bangladesh, China, Honduras, entre otros. Un reportaje publicado esta semana por The Washington Post da cuenta de documentos y entrevistas que revelan el papel personal que Trump jugó en la negociación de un acuerdo de 2004 para que su línea de ropa fuera manufacturada a una escala masiva en países con bajos salarios.

Los participantes en las pláticas dijeron al diario que no recuerdan haber escuchado de Trump una preferencia para que los productos se hicieran en los Estados Unidos. “Encontrar a la empresa más grande con las mejores prácticas era lo importante para él”, dijo Jeff Danzer, vicepresidente de la empresa contratada por Trump para negociar el acuerdo. “Encontrar una empresa que lo hiciera en Estados Unidos nunca fue algo que se especificara”, dijo.

El Post dice que en la actualidad las camisas Donald J. Trump Collection, así como gafas, perfumes, gemelos y trajes, se hacen en Bangladesh, China, Honduras y otros países de bajos salarios.

A la par de esta investigación, The Associated Press dio a conocer que en sus negocios, Trump ha contratado a estudiantes extranjeros que son beneficiarios de un programa de visas, el cual él ha prometido echar abajo. Trump ha dicho que la visa, conocido como J-1, es una medida conciliadora dirigida a los intereses corporativos que buscan mano de obra barata. Sin embargo, el hotel de Trump en Chicago ha contratado regularmente a beneficiarios de esta visa, según han dicho estudiantes irlandeses que trabajaban allí y colegas estadounidenses.

En días pasados, el precandidato republicano aprovechó el descontento que generó el cierre de una fábrica en Indianápolis, la cual sería trasladada a Monterrey, para reiterar su propuesta de imponer impuestos a empresas que se muevan a México.

El asalto de Trump a los acuerdos comerciales –que de alguna forma hace eco a argumentos del aspirante demócrata Bernie Sanders– parecen ganar terreno en la política. Pero el análisis de Trump a la forma como los acuerdos comerciales afectan a los trabajadores estadounidenses es fallido y como Presidente batallará para cumplir sus promesas.

Estados Unidos tiene un intercambio comercial desbalanceado con otros países. El año pasado importó 2.76 billones de dólares y servicios y exportó 2.22 billones. La diferencia de 540 mil millones –el déficit comercial– fue la séptima mayor registrada. Sin embargo, desde 1975 Estados Unidos no ha reportado superávit comercial.

Trump, autor del libro The Art of the Deal de 1987 y que fue un éxito en ventas, argumenta que los negociadores estadounidenses son entrampados por astutos negociadores en China, México y Japón y logran entrar al mercado estadounidense sin garantizar el mismo acceso al suyo.

Pero muchos economistas cuestionan los argumentos de base de Trump. Los acuerdos comerciales por lo general tienen poco efecto en los empleos –ya sea positivo o negativo– en parte porque la economía estadounidense ya está abierta a la competencia extranjera. Fuerzas más grandes como enormes brechas salariales entre Estados Unidos y los países en desarrollo, o la automatización que permite a las empresas reemplazar a los trabajadores, tienen un papel mucho mayor.

Trump prometió dejar de comer galletas Oreo después de que Mondelez International, dueña de Nabisco, anunció que reemplazaría nueve líneas de producción en Chicago con cuatro en México. También prometió demandar que United Technologies revierta la decisión de cambiar de Indiana a México dos plantas y eliminar 2 mil 100 empleos. Si se niega, advirtió que gravará todo lo que la empresa construya en el país vecino y lo importe a México.

El aspirante que encabeza las preferencias también ha dicho que impondrá impuestos a las importaciones de autos desde México para evitar que las automotrices estadounidenses cambien sus líneas de producción al país del sur.

Sin embargo, esto es más fácil de decir que de hacer.

Para imponer esas tarifas posiblemente se necesite la aprobación del Congreso, además se estarían violando los compromisos que Estados Unidos hizo cuando se unió a Tratado de Libre Comercio de 1994 con Canadá y México, y los aranceles podrían ocasionar una respuesta por parte de México.