Redacción
Como una caminata bajo la tormenta o el primer respiro profundo después de que la lluvia toca el suelo, los perfumes con aroma a tierra mojada están ganando terreno entre quienes buscan más que una fragancia: una experiencia sensorial capaz de evocar recuerdos y emociones dormidas.
El petricor —ese aroma que emana del suelo al inicio de una lluvia— se ha convertido en musa de varias casas perfumistas. Desde jardines ocultos hasta senderos cubiertos por la niebla, estas esencias capturan la frescura y la melancolía de lo efímero.
Uno de los exponentes más evocadores es Eau de Lierre, de Diptyque, que remite a muros de piedra mojados y hiedra trepadora, con notas verdes, acuáticas y un dejo amaderado que susurra vegetación húmeda sin caer en lo floral ni en lo ostentoso.
La casa Yves Saint Laurent ofrece una alternativa moderna con Y Eau de Parfum, donde la bergamota y el jengibre evocan la lluvia veraniega sobre el asfalto. Su fondo de vetiver y salvia recrea el aire lavado por el aguacero, con una frescura clara y elegante.
Para quienes prefieren lo clásico, Vetiver de Guerlain conjuga cítricos con esa hierba que da nombre al perfume, ofreciendo una masculinidad sobria y una sensación de calma tras la tormenta. Su aroma evoca tierra húmeda y truenos lejanos, con un carácter sobrio y atemporal.
Desde la India, Bombay Perfumery propone Sulawesi, una fragancia que combina pachulí, maderas y especias sobre una base terrosa. Es húmeda y envolvente, como hojas mojadas pegadas a las botas después de una caminata entre la bruma.
Finalmente, Issey Miyake presenta L’Eau d’Issey Pour Homme Vétiver, donde la bergamota y el jengibre anticipan el aroma cortante de la lluvia, que luego se funde en un vetiver suave y limpio. Ideal para quienes desean llevar la lluvia consigo, sin estridencias.
Con información de: GQ