OGR cambió de opinión; antes atacó ahora defiende

Gilberto Valadez

Aguascalientes, Ags.- El pasado viernes 18, fue dado a conocer un desplegado firmado por 650 figuras públicas, en el cual acusan directamente al presidente Andrés Manuel López Obrador por atentar contra la libertad de expresión.

Dentro de los firmantes aparece el nombre del ex gobernador priista de Aguascalientes, Otto Granados Roldán, quien habría sido uno de los que demandan esas garantías al ejecutivo federal. No obstante, los antecedentes de Granados Roldán en cuanto a la libertad del ejercicio de prensa no son los más positivos desde que fue vocero del gobierno federal, cuando incluso hubo presiones directas hacia periodistas nacionales.

Sus casos más emblemáticos ocurrieron en su paso como mandatario de la entidad entre 1992 a 1998 cuando lo mismo impidió la circulación de revistas que hasta se le acusó por el bloqueo de entrevistas no favorables al partido en el gobierno.

“Hombre poderoso”

Granados Roldán nació en la capital de Aguascalientes el 24 de noviembre de 1956 y se tituló como abogado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Tras graduarse de la llamada máxima casa de estudios, también incursionaría en medios de comunicación siendo articulista de El Universal y crítico de libros en el semanario Proceso.

Granados dio el salto a la política partidista y cuando Carlos Salinas fue destapado como aspirante del PRI a la presidencia, siendo nombrado titular de la Secretaría de Prensa y Propaganda del PRI.

En su libro “Prensa vendida”, el periodista Rafael Rodríguez Castañeda definió el desempeño del vocero priista: “Otto Granados se convertía rápidamente en un hombre poderoso como conductor de la política de comunicación del candidato Salinas. Había logrado convertir a Televisa y a Imevisión de propaganda priista. Practicaba las artes de la seducción y el sometimiento entre reporteros y enviados especiales, durante las giras del candidato a la Presidencia”.

“Estas son las reglas”

Ya en Los Pinos, Salinas ratificó al de Aguascalientes como vocero oficial, al frente de la entonces todopoderosa Dirección de Comunicación Social de la Presidencia.

En el citado libro, Rodríguez Castañeda rememora que en particular la prensa de Estados Unidos se volvió “una obsesión” para Granados Roldán, luego que todo lo que se publicaba en medios era refutado o comentado. Incluso cuando la revista Time publicó un texto sobre la violencia contra derechos humanos en México, el vocero de Salinas lo tachó de “visión fatalista promovida por algunos círculos de Estados Unidos”.

A la vieja usanza priista, las presiones de Otto Granados alcanzarían a algunos periodistas mexicanos y para mayo de 1991 Jesús Cantú Escalante renunció a la dirección de El Porvenir, diario de Monterrey, acusando presiones de la Comunicación Social de Presidencia.

Cantú Escalante escribió sobre el tema: “El lunes 22 de mayo me entrevisté en su oficina en Los Pinos con Otto Granados, director de Comunicación Social, para hablar al respecto. El ambiente era tenso y la conversación punzante. El momento álgido se presentó cuando me señaló ‘Te digo sobre las reglas para movernos. Estas serían el respeto al Presidente, respeto a la imagen presidencial y un trabajo profesional. Estas son las reglas sensatas, las racionales, sobre las que nos podemos mover, pero si tú quieres otras también podemos actuar con ellas’”.

La entrevista que no se escuchó

En los tiempos de carro completo para el PRI, Otto Granados fue designado por Carlos Salinas como abanderado del partido para las elecciones por la gubernatura de Aguascalientes en 1992. El ex vocero no tuvo mayores problemas en las urnas para hacerse del cargo.

Sin embargo, la poca tolerancia de Granados hacia la crítica adversa se mantuvo. Uno de los casos más emblemáticos ocurrió en abril de 1994, cuando la edición 909 de la revista Proceso fue sacada de circulación en puestos de la ciudad capital. Proceso cuestionaba la designación de Ernesto Zedillo como candidato presidencial emergente tras el asesinato a Luis Donaldo Colosio con una foto de Zedillo y el encabezado “El autoritarismo de Salinas”.

La edición solamente pudo llegar en Aguascalientes, a suscriptores.

Infame, por decir lo menos, es la conocida anécdota de las elecciones intermedias de 1995 cuando el entonces candidato del PAN a la alcaldía, Alfredo Reyes, era entrevistado en cadena nacional por el locutor Pedro Ferriz de Con. No obstante, la conexión se perdió en las estaciones de radio para Aguascalientes y Ferriz acusó directamente a Granados del hecho. (Después saldrían a la luz, pagos del Ayuntamiento que encabezó Alfredo Reyes en artículos personales y viajes de avión hacia Ferriz de Con).

De la prensa local, no vale la pena hacer énfasis, pues los tres periódicos impresos que circulaban en la época – y que a la fecha siguen publicándose- nunca se metieron en problemas con el gobernador priista.

Al tiempo, Granados y el PRI vieron esfumarse su poder. En 1995, el mandatario impuso como candidato a la alcaldía al ex diputado Enrique Pasillas, quien pasó a la historia como el primer abanderado tricolor que perdía una elección por el municipio de Aguascalientes.  Pasillas era un cuadro sin mayor historial en el partido, sólo incrementado en el gobierno de Otto, y no convenció ni a sus militantes. Tres años después, el PAN desplazó al PRI de la gubernatura del estado, las cual mantendría por espacio de dos sexenios consecutivos.

Todo ello, antes de defender la libertad de expresión en desplegados.