Minificción: Competencia laboral

Marisol Gámez

Con el tarot sobre la mesa, la mujer interrumpió mi lectura.

—Dime, Mística, ¿cuántos clientes varones vienen a tu lectura?

—Muchos —respondí y continué descifrando los símbolos de la tirada—. Veo en tu vida, una larga historia frustraciones amorosas, relaciones fallidas —dije, cuando interrumpió otra vez.

—Y ellos, ¿escuchan con atención lo que tienes de decirles? —preguntó la mujer mientras sus ojos seguían escudriñando al rededor, las velas del altar, mi largos aretes y túnica arabesca.

—Claro —respondí, volví a los mensajes—. Detecto un soterrado odio hacia los hombres, un afán de venganza, pero también veo un cambio en tu futuro —dije, cuando insistió en hablar otra vez.

—Oye, ¿y hacen caso de tus sugerencias?

—¡Por supuesto! Ignorar los mandatos del tarot trae mala suerte. Incluso, hay quienes no toman decisiones sin antes consultarme.

No debí responder a sus preguntas. La mujer, llenó de velas el local de enfrente y vestida de pitonisa colocó el anuncio que me ha quitado clientela: “Se lee el Tarot, sólo hombres”