Las razones por las que tus errores pueden ser positivos

Redacción

Cada día, tratamos de hacer las cosas de la mejor manera posible. Ya sea en el trabajo, en la escuela o en nuestro hogar, tenemos la intención de mantener un buen funcionamiento de las cosas y hacer de manera correcta las tareas que nos corresponden.

Sin embargo, los errores se presentan intencional o accidentalmente y pueden desencadenar un efecto negativo pero, ¿y si nuestros errores nos dieran una pizca positiva de aprendizaje? Checa las siguientes razones que te dirán el lado bueno de las equivocaciones:

1. Así es como aprendemos

La frase “hay que aprender de los errores” forma parte de la sabiduría popular. De hecho, el cerebro y todas nuestras habilidades se desarrollan aplicando la técnica del ensayo y del error. Justamente eso es lo que ocurre cuando un bebé está aprendiendo a caminar, o cuando un atleta se perfecciona.

Tras realizar una investigación, los psicólogos de la Universidad del Estado de Michigan (Estados Unidos) constataron que si tenemos la seguridad de que la inteligencia es posible trabajarla y desarrollarla, entonces resultará más fácil aprender de los errores.

Así es como aprendemos
Cuando te equivoques, piensa en todas las veces que un bebé se cae al piso hasta que aprende a caminar.

En el estudio participaron 123 niños. Los psicólogos se dieron cuenta de que los niños que consideraban que la inteligencia no era algo invariable estaban más pendientes de sus errores y, por consiguiente, conseguían aprender más.

2. Consecuencias positivas inesperadas

Hay errores que carecen de un lado positivo, pero son muchos los que sí lo tienen. Por ejemplo, muchas personas habrán encontrado en alguna ocasión unas monedas debajo o detrás del sofá mientras estaban buscando las llaves.

Estos son algunos de los grandes descubrimientos que aún no conoceríamos si sus inventores no hubieran cometido un error: el marcapasos, el microondas y las hojas de papel que son autoadhesivas, llamadas Post-it, que realmente es el nombre de la marca.

Además, gracias a una equivocación que cometió en 1928 un científico llamado Alexander Fleming, el mundo es tal como lo conocemos hoy en día. Si Fleming no se hubiera dejado olvidada una placa de Petri cuando se marchó unos días de vacaciones, no hubiera hecho el descubrimiento de la penicilina. Gracias a ese olvido, la placa se contaminó con el hongo llamado Penicillium chrysogenum.

El científico escocés advirtió que en las zonas en las que crecía el hongo, no lo hacían las bacterias, y así fue cómo empezó a producir la penicilina. A partir de ese momento, este antibiótico cambió la historia, pues con él ha sido posible combatir contra las enfermedades y salvar incontables vidas.

3. Nos enseña quiénes somos

Oscar Wilde escribió: “La experiencia es el nombre que todos dan a sus errores”. Con esta frase reflejó algo muy importante: cometer errores supone una parte primordial del aprendizaje, para conocernos a nosotros mismos y ante la vida.

Si suspendes un examen que era muy importante, tendrás que superar la desilusión, y si rompes un antiguo jarrón que heredó tu madre, por ejemplo, aprenderás a afrontar una situación incómoda.

Un ejemplo de ello es el predicador William Miller, que convenció durante el siglo XIX a miles de ciudadanos de que se iba a producir el apocalipsis y, al descubrir que se había equivocado, admitió con valentía su error.

El 22 de octubre de 1844, miles de creyentes alterados preguntaron a Miller por qué no se había hecho realidad su promesa: la segunda venida de Jesucristo. Ante todas las personas que estaban enfadadas y que se burlaban, Miller admitió que había estado equivocado.

Poco después publicó Apología y defensa, donde escribió: “Esperaba la llegada de Cristo, pero ahora hay que ser honesto y reconocer la equivocación”. “Confesar nuestros errores con sinceridad nunca debe producir vergüenza”, añadió Miller.

4. Puede liberarnos para perseguir nuestras metas

“El hombre que no se equivoca es aquel que nunca hace nada”, dijo Theodore Roosevelt.

El miedo que nos produce la posibilidad de fracasar nos corta las alas e impide que emprendamos nuevos caminos, pero aceptar los errores como parte de nuestro aprendizaje en la vida tiene el efecto contrario y permite liberarnos para perseguir nuestras metas con determinación.

5. Puede ayudarnos a clarificar cuáles son nuestras prioridades

En el año 2008, J. K. Rowling dio un discurso en la Universidad de Harvard, en el que describió el fracaso ocurrido en su juventud. Con veintitantos años, su matrimonio terminó de mala manera y no tuvo más remedio que vivir en la pobreza con su amada hija. Sin embargo, explicó que el hecho de asumir ese fracaso mayúsculo la ayudó después a convertirse en una escritora exitosa.

JK Rowling
Fracasar cuando era muy joven fue lo que le permitió convertirse más tarde en una escritora famosa, dice JK Rowling, autora de “Harry Potter”.

“Dejé de engañarme a mí misma creyendo que era lo que no era y concentré mis energías en finalizar el trabajo que más me importaba… Entonces me sentí liberada, pues la peor de mis pesadillas se había convertido en realidad y yo seguía viva y junto a mi querida hija. Además, me quedaba una destartalada máquina de escribir y una buena idea”.

Muchas comedias en la literatura y en el cine consisten en la combinación de un montón de malentendidos y errores. Este es el caso de Comedia de las equivocaciones, de William Shakespeare, y también de la serie Fawlty Towers, de los humoristas británicos Monty Python. Esto se debe a que, al tomar algo de distancia, podemos descubrir que algunos errores tienen mucha gracia.

Aunque todavía te incomode recordar el instante en el que se cerró la puerta de tu casa y te quedaste en la calle vestido con el pijama, es muy posible que, con el paso del tiempo, la historia llegue a convertirse en una anécdota muy divertida.

Con información de Grandes Medios