John Ackerman/ La Jornada
México, D.F.- Somos testigos de un colapso generalizado, a nivel global, de las viejas estructuras y coordenadas de la política democrática. En Estados Unidos y Francia, personajes como Donald Trump y Marine Le Pen, que en otros tiempos serían figuras marginales generadoras de interés sólo en pequeños círculos ultra-reaccionarios, hoy ocupan una posición absolutamente central en los debates de sus naciones. Mientras, en Argentina, Venezuela y Brasil, la derecha neofascista también avanza con paso firme hacia la ocupación de las instituciones públicas de las cuales ha sido excluida desde los inicios del siglo XXI. Pero, simultáneamente, en países con una larga historia autoritaria, como España, Grecia, Bolivia y Ecuador, se construyen nuevas opciones políticas y se consolidan las trayectorias de gobiernos progresistas.