La ONU alerta del grave riesgo de hambruna en Sudán del Sur

AP News

Naciones Unidas.- Unos 1,2 millones de personas en Sudán del Sur están a un paso de la hambruna, casi el doble que hace un año, según dijo el jueves el responsable humanitario de Naciones Unidas. La mitad de la población del país, devastado por la guerra, dependerá de la ayuda alimentaria de emergencia para principios de 2018 si continúa la tendencia actual.

A pesar de que dos millones de personas han huido de Sudán de Sur en los últimos cuatro años, 7 millones de personas dentro del país _ “casi dos tercios de la población restante”_ siguen necesitando ayuda humanitaria, dijo Mark Lowcock al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

“Es probable que la próxima temporada de escasez que comienza en marzo registre condiciones de hambruna en varios lugares de todo el país”, dijo Lowcock. “Pudimos revertir las condiciones de hambruna este año, con riesgos y recursos considerables, y debemos evitar que se repita”.

El responsable de misiones de paz de la ONU, Jean-Pierre Lacroix, describió la situación de seguridad en Sudán del Sur como “precaria” y advirtió del creciente conflicto militar y combates entre comunidades con la llegada de la estación seca. En las últimas dos semanas, indicó, han repuntado los enfrentamientos en los estados sureños entre fuerzas de oposición aliadas con el ex vicepresidente Riek Machar y grupos leales al actual vicepresidente, Taban Deng.

Además, señaló, siguen produciéndose violaciones de derechos humanos relacionadas con el conflicto como saqueos, quema de viviendas, asesinatos de civiles, detenciones arbitrarias y violencia sexual “con fuerzas organizadas implicadas como responsables en la mayoría de los casos”.

Lacroix instó al Consejo de Seguridad a “permanecer atento y dedicar más esfuerzos a condenar y detener la violencia, proteger a los civiles y facilitar de forma urgente una resolución política del conflicto”.

Había muchas esperanzas de que la paz y la estabilidad llegaran a Sudán del Sur tras su independencia de la vecina Sudán en 2011. Sin embargo, la nación más joven del mundo se sumió en la violencia étnica en diciembre de 2013 cuando fuerzas leales al presidente Salva Kiir, de etnia dinka, empezaron a combatir contra los leales a Machar, un nuer que ahora vive en Sudáfrica.

Un acuerdo de paz de agosto de 2015 no ha detenido la violencia, y enfrentamientos en julio de 2016 entre partidarios de Kiir y Machar desataron nuevos combates. Decenas de miles de personas han muerto en el conflicto.

Lacroix respaldó con firmeza el proceso de revitalización propuesto por un grupo regional de ocho países del este de África, conocido como IGAD y que aspira a conseguir un alto el fuego, aplicar el acuerdo de paz de 2015 y desarrollar “un calendario revisado y realista para su implementación”.

Naciones Unidas confía en que el Foro de Alto Nivel sobre Revitalización del IGAD, que se espera comience a mediados de diciembre, no sea una cumbre puntual sino “un proceso continuado” que exija responsabilidades al gobierno y a la oposición, para poner fin a las hostilidades y garantizar una transición pacífica.

El foro y el diálogo nacional emprendido a nivel local en Sudán del Sur “pueden enfrentar la creciente crisis, si se coordinan bien”, dijo Lacroix.

“Pero los combates no pueden continuar al mismo tiempo que los esfuerzos por labrar una paz duradera”, advirtió. “Los dos son simplemente incompatibles”.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, advirtió la semana pasada al gobierno y las fuerzas rivales en Sudán del Sur que Estados Unidos está dispuesto a emprender medidas adicionales si no actúan para detener la violencia, iniciar negociaciones y aliviar la crisis humanitaria.