La doctora “Diosa de la crianza” atiende en televisión

NYT

Seúl, Corea del Sur.- El día de la cita al fin había llegado. Los padres habían esperado un mes para consultar sobre las dificultades de su hijo a la psiquiatra reconocida en Corea del Sur. Entraron a la sala, la doctora llegó y la puerta se cerró.

Luego se encendieron los teleprompters, las cámaras empezaron a rodar y alguien de la producción gritó “¡Acción!”.

Así empezó el rodaje de My Golden Kids, uno de los programas de telerrealidad más populares en Corea del Sur. El episodio lo presidía Oh Eun-young, una doctora especializada en psiquiatría infantil y adolescente que ha sido apodada “la diosa de la crianza”.

Su lema: “No hay niños problema, solo problemas de crianza”.

En un país donde la celebridad a menudo la encarnan las superestrellas jóvenes producidas por una exigente industria del entretenimiento, Oh, de 57 años, ocupa un lugar peculiar en la cultura popular. Atrae a millones de espectadores en la televisión y en internet, ofreciendo consejos para la crianza y el matrimonio.

A través de una gama de programas —y libros, videos y conferencias— ha redefinido la terapia para los coreanos, al dinamitar la relación habitualmente privada entre médico y paciente y le ha brindado al país un vocabulario accesible en materia de salud mental.

“Es la madre que hubieras deseado tener en tu infancia”, dijo Yesie Yoon, una psiquiatra coreanoestadounidense en Nueva York que creció viendo los programas de Oh. “La gente realmente confía sus sentimientos personales en los personajes populares en los medios. Y siento que ella está fungiendo una suerte de papel de buena madre para mucha gente coreana”.

Su éxito es más destacable en un país donde están muy enraizados los tabús sobre la búsqueda de tratamiento de salud mental e ir a terapia suele ser algo que se hace a escondidas.

Los surcoreanos dan fe del papel de Oh para desestigmatizar el tratamiento psiquiátrico y el hecho de que algunos están dispuestos a compartir sus dificultades en sus programas es un momento cultural clave. Los colegas de Oh dicen que se está haciendo más fácil convencer a los surcoreanos de ir a terapia o tomar medicamentos.

En Corea del Sur, aproximadamente uno de cada cuatro adultos ha reportado tener un desorden mental a lo largo de su vida, y solo uno de cada 55 recibía tratamiento en 2021, según el Centro Nacional de Salud Mental. (Uno de cada cinco adultos estadounidenses recibieron tratamiento de salud mental en 2020, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades). Corea del Sur tiene una de las tasas más altas de suicidio en el mundo; fue la quinta causa de muerte en 2020, según el gobierno. Representa el 54 por ciento de las muertes entre las personas de veintitantos años.

Cuando Oh comenzó su carrera de médica en 1996, muchos surcoreanos asociaban las enfermedades mentales con debilidad, dijo en una entrevista en un centro de consejería en el próspero distrito de Gangnam, en Seúl. Algunos incluso creían que la gente podía tener dificultades mentales al estudiar psiquiatría. Con los años, estas actitudes han cambiado.

“En comparación con la época en la que empecé como doctora, ahora más personas se han dado cuenta de que hablar con un psiquiatra es algo útil, para nada algo que avergüenza”, dijo.

Yang Soyeong, una psiquiatra que practica en Seúl, estuvo de acuerdo: “Los padres pueden tener temor de que un psiquiatra les haga ver sus errores. Pero como Oh lo hace con tanta gentileza en la televisión, creo que eso ha disminuido la aprehensión de las personas al ir a la clínica”.

Estados Unidos tiene una larga tradición de convertir en estrellas a personalidades de la medicina, como Dr. Phil y Dr. Oz, quienes han sido criticados por sus tácticas. La celebridad de Oh se ha desbordado del campo médico. En Seúl, hay una figura en tamaño real de la doctora frente a una concesionaria de celulares que anuncia los planes familiares de la empresa. Aparece en comerciales televisivos de una compañía de seguros.

Oh, quien dirige un hospital y cuatro centros de consejería, ha estado usando la televisión como plataforma terapéutica desde 2005, cuando empezó su carrera mediática dando conferencias sobre desórdenes del desarrollo infantil.

En My Child Has Changed (Mi hijo ha cambiado), emitido de 2005 a 2015, cada episodio estaba dedicado a los problemas de una familia. Oh iba a sus hogares para sesiones de consejería y la conclusión de muchos episodios era que bastantes de los problemas de los niños los causaba el abuso parental, la incomprensión o la negligencia.

En un gesto emblemático del programa, Oh descartaba todos los objetos que los padres usaban para golpear a sus hijos: rascadores de espalda, sombrillas, calzadores, patas de sillas rotas.

Cuando en 2020 se lanzó My Golden Kids, (Mis chicos preferidos), la pandemia y todas sus restricciones sociales forzaban a que la gente enfrentara cabalmente los problemas de sus seres queridos. En lugar de visitar, Oh ahora envía un equipo de camarógrafos a grabar lo que sucede. Con el permiso de las familias, se muestran segmentos al discutir los temas en el estudio.

Los problemas mostrados abarcan todo el espectro: un niño de 9 años le grita a su madre, una de cinco se hace daño, uno de 12 le roba a su madre, otro de 14 sufre de vómitos crónicos e inexplicables.

Incluso con el consentimiento de la familia, las cámaras pueden sentirse muy invasivas en la casa. Pero darle a un médico la oportunidad de evaluar las interacciones de la familia en un entorno de la vida real, no en los confines de un consultorio psiquiátrico, tiene ventajas al momento del diagnóstico, dicen los expertos.

“Es el sueño de un psiquiatra infantil”, dijo Yoon, la psiquiatra de Nueva York. “En mi clínica solo atiendo y discuto las cosas que me traen. Puedo hacer preguntas para indagar más y puede que no las respondan y puede que no respondan con la verdad”.

El programa enseña cuánto trabajo hacen los padres para seguir los consejos de la doctora y ver resultados. También muestra cómo, a veces, el cambio demora y los viejos problemas pueden volver a surgir.

Desde que empezó My Golden Kids, Oh ha hecho crecer su imperio televisivo, que ahora incluye Oh Eun-young’s Report: Marriage Helly Dr. Oh’s Golden Clinic, un programa en el que aconseja parejas y otro en el que trata a pacientes, respectivamente. Dice que tiene un plan para atender el tema de las bajas tasas de natalidad del país, quitándole a la gente el miedo de tener hijos. También espera poder presentar a más familias coreanas que viven en el exterior y encuentran barreras culturales e idiomáticas.

Oh nació prematura y dijo que los médicos no sabían si sobreviviría. Hasta los 2 años era más pequeña que los niños de su edad y tenía un “temperamento difícil”: remilgosa con la comida, enfermiza y a menudo lloraba todas las noches. Atribuye la comodidad que siente consigo misma de adulta a sus padres y dice que recibió “mucho amor y sentía comprensión por parte de ellos”.

Recibió títulos de licenciatura y maestría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yonsei y un título médico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Corea. Se casó con un médico y el hijo de ambos está en el ejército.

“Todos fuimos el hijo de alguien en algún punto”, dijo. “La idea no es culpar a los padres por cada problema sino enfatizar que son figuras increíblemente importantes en la vida de sus hijos”.

En una grabación reciente de My Golden Kids apareció un panel conformado por comediantes y celebridades. Junto con Oh saludaron a los padres de un menor que llevaba meses rehusándose a asistir a la escuela. Se mostró el video de la vida familiar. Luego la doctora impartió sus recomendaciones.

Oh tiene sus críticos. Lee Yoon-kyoung, de 51 años y activista a favor de la reforma educativa y los derechos parentales, dijo que le preocupaba que la celebridad de la doctora hiciera que los televidentes consideraran sus palabras al pie de la letra cuando podría haber varias interpretaciones para el mismo comportamiento.

“Por supuesto que reconocemos su experiencia, pero algunos padres se ponen un poco incómodos cuando la gente estima que sus opiniones siempre son válidas, como si sus palabras fueran divinas”, dijo Lee.

Algunos espectadores han cuestionado su criterio, así como las implicaciones de privacidad por mostrar en televisión a familias que gritan y golpean. En My Golden Kids, Oh no identifica explícitamente a los niños, pero sus rostros no son distorsionados y los padres dan sus nombres y llaman a sus hijos por sus nombres reales.

En YouTube se han subido episodios que generaron comentarios humillantes sobre las familias. Desde entonces se desactivó la función de comentar. Pero algunos padres y profesionales de la salud mental señalan que el contenido que se sube a internet es extremadamente difícil de borrar por lo que han exigido que los rostros se difuminen.

Oh dice que distorsionar los rostros podría hacer que sea más difícil empatizar y causar más abuso. La especialista afirma que los espectadores deberían considerar los problemas que se analizan en el programa como parte de la experiencia humana. “La principal razón por la que hago estos programas es porque comprender a los niños es el punto de partida para comprender a la gente”, dijo.

*Foto y texto NYT