Jorge Kahwagi, su regreso al box y sus implantes de mama

Pijama Surf

Filipinas.- Hay personas que están cuestionando la veracidad de ciertos hechos alrededor de UFC 189 y el anuncio de Conor McGregor y Urijah Faber como los próximos entrenadores de The Ultimate Fighter 22. En primer instancia, que si la pelea de Chad Mendes y Conor McGregor estuvo arreglada, y en segunda instancia, que si el altercado entre McGregor y Faber capturado fortuitamente por las cámaras fue una puesta en escena como preparativo para el anuncio de estos dos como entrenadores opuestos. Siempre habrán detractores, críticos y extremistas, y no queremos entrar mucho en la discusión, mucho menos cuestionar la entrega que dieron cada uno de los peleadores en una de las noches de pelea más destacadas en los años recientes de MMA. Entonces si vamos a hablar de puestas en escenas y peleas arregladas, no podemos no hablar del gran Jorge Kahwagi.

La controversial figura de Jorge Kahwagi—quien se ha manejado a lo largo de los años con una doble relación bizarra entre la farándula y la política mexicana, actividades empresariales y sobre todo, en cuanto a nosotros más nos concierna, los deportes de combate—regresó haciendo de las suyas sobre el ring de box. Kahwagi de alguna manera puede presumir dentro de sus logros pugilísticos estar invicto con 12 nocauts o nocauts técnicos, dos cinturones de la CMB, uno de la OMB y otro nacional; y a sus 47 años de edad, Kahwagi apareció el fin de semana ante el sonorense Ramón Olivas en un evento organizado en el Hotel Waterfront de Cebu City, Filipinas.

Parecía haber un desconocimiento general de los peleadores por parte del público presente cuando el campanazo inicial del combate sonó; pero con lo que parecen ser un par de implantes de pectorales, los filipinos pronto conocieron a Kahwagi con su tieso y extraño caminado que lo llevó al primer intercambio que no ocasionó más que risas extendidas entre la afición. Kahwagi sacó un par de jabs, y Olivas se lanzó con una serie de golpes a los brazos de Kahwagi quien se paraba frente a él. Pronto las risas se convirtieron en murmuras cuando Kahwagi con un gancho de izquierda puso a Olivas sobre la lona a unos segundos del inicio.

Las voces del público se vuelven más fuertes y el comentarista remata: “Nacho Beristain dijo que Kahwagi es un fraude […] lanza golpes en cámara lenta”. En ese momento, un par de puños parecen atravesar la guardia de Olivas y más risas aparecen entre las voces del público. De repente parece que Olivas pierde su equilibrio y de inmediato interviene el réferi.

“Que quede claro”, dice el comentarista, “esta pelea no significa nada”, explicando que los gastos del encuentro fueron pagados por una promotora mexicana que solicitó el combate, y que seguramente el encuentro le ayudará a la carrera política de Kahwagi.

Aquí pensamos que no le ayuda mucho a su carrera política, deportiva, de farándula, e incluso empresarial, aunque tal vez de publicidad sí. “No hay publicidad mala”, dicen. Pero bueno, podemos calificar de mala muchas otras cosas, como una pelea de box o un expectáculo, aunque parece que aquí no hubo pelea de box, sólo expectáculo, y por supuesto, el maestro Kahwagi haciendo de las suyas.