Insecticidas están acabando con las especies de abejas

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Estados Unidos.- Existe un consenso generalizado de que las abejas de todo el planeta tienen problemas. Hace unos años, los nidos de abejas domésticas comenzaron a experimentar muertes en masa, y también se encontraron anomalías en las abejas silvestres. Lo que no estaba claro es qué lo causaba. Los virus, los hongos y los pesticidas han sido destacados como posibles causas, pero encontrar una evidencia definitiva ha sido difícil de conseguir.

Ahora, dos nuevos estudios publicados en la revista Science proporcionan finalmente pruebas sólidas de que los plaguicidas populares llamados neonicotinoides son fatales para las abejas polinizadoras que mantienen en pie nuestro sistema de producción de alimentos.

¿Qué son los neonicotinoides?

Químicamente similares a la nicotina e inventados en los 80, se trata de los insecticidas más utilizados del planeta -sobre todo en cultivos- pues actúan en el sistema nervioso central de los  insectos.

Las pruebas definitivas se han encontrado no en experimentos de laboratorio, donde las abejas podrían recibir dosis irreales de pesticidas, sino en campo abierto,concretamente en regiones de Europa y Canadá y las conclusiones son malas, muy malas.

Para medir el daño potencial, un equipo de investigadores europeos estableció 33 lugares con cultivos de semillas de colza en Alemania, Hungría y Reino Unido asignados al azar para ser tratados con uno de los dos insecticidas más usados a nivel mundial o con ningún insecticida.

El equipo examinó abejas melíferas -abeja europea- y dos especies de abejas silvestres – abejorros y abejas solitarias-. Los resultados diferían entre los lugares y las especies, pero en general se descubrió que las colmenas de abejas eran menos propensas a sobrevivir durante el invierno, mientras que las abejas silvestres se reproducían bastante menos.

Los científicos encontraron que los pesticidas no mataban directamente a las abejas pero sí las hacían más vulnerables, especialmente si existían otros factores o enfermedades ambientales que ya afectaban a la colmena.

Otro estudio de campo realizado por investigadores de Canadá ha mostrado también estos efectos negativos sobre las abejas. Los científicos estudiaron abejas melíferas que vivían cerca de campos de maíz tratados con neonicotinoides o muy lejos de los campos agrícolas. Los resultados sugirieron que las abejas expuestas crónicamente tenían una expectativa de vida más baja y unas condiciones de higiene más bajas en la colmena. Además, también descubrieron que las abejas recogían el polen contaminado con los pesticidas, pero este polen ni siquiera provenía de los propios cultivos tratados.

“Esto indica que los neonicotinoides, que son solubles en agua, se derraman de los campos agrícolas hacia el medio ambiente circundante, donde son absorbidos por otras plantas que son muy atractivas para las abejas”, confirma Nadia Tsvetkov, coautora del trabajo.

“Nuestros resultados sugieren que, aunque su uso fuera restringido, como en la reciente moratoria de la UE, la exposición continua a los residuos de neonicotinoides resultante de su uso generalizado previo tiene el potencial de impactar negativamente la persistencia de las abejas silvestres en los paisajes agrícolas”, escriben los investigadores el estudio.

¿Provocará este estudio la prohibición general de estos plaguicidas? Lo cierto es que ya existe una prohibición temporal desde 2013. Veremos qué sucede ahora.