Redacción
En entornos laborales y sociales, el silencio suele incomodar tanto que empuja a iniciar conversaciones por inercia. En la sala de espera, en la fila del café o entre compañeros de oficina, lo habitual es recurrir al clima, al tráfico o al tema de moda. Sin embargo, esta práctica común puede resultar irritante —e incluso vacía— para quienes buscan un diálogo con sentido.
Según Justin Bariso, experto en inteligencia emocional y autor de varias publicaciones sobre habilidades sociales, las personas más inteligentes evitan este tipo de intercambio superficial conocido como small talk. “No por desinterés, sino porque entienden que no construye relaciones reales ni genera empatía”, sostiene.
Bariso identifica características que definen este tipo de diálogo trivial: gira en torno a temas neutros, no deja huella emocional, se usa para llenar silencios incómodos y rara vez es recordado. En contraste, las personas emocionalmente inteligentes optan por preguntas que inviten al otro a compartir algo genuino sobre sí mismo.
“¿Cuál ha sido el último proyecto que te ha motivado?”, “¿Qué te gustaría aprender en los próximos meses?” o “¿Hay algo que te apasione fuera del trabajo?” son algunos ejemplos que, de acuerdo con Bariso, tienen mayor impacto conversacional que una charla genérica sobre el clima.
El secreto, subraya el especialista, no está en hablar mucho, sino en saber escuchar. Inspirado en los principios de Dale Carnegie, Bariso promueve una escucha activa, sin interrupciones ni juicios, con interés auténtico por lo que el otro expresa.
La diferencia entre un vínculo laboral fuerte y una relación funcional está en la intención del diálogo. Un estudio de la consultora Gallup, citado por Bariso, muestra que los empleados se sienten más comprometidos cuando sus superiores se interesan por ellos como personas, no sólo como recursos productivos.
El autor propone un ejercicio simple pero eficaz: en lugar de hablar por hablar, enfocar la conversación en descubrir algo nuevo del otro. Escuchar con atención, retomar ideas previas y evitar respuestas automáticas puede ser la clave para una comunicación más rica, tanto en el trabajo como en la vida personal.
Con información de: Metabolic