Esto es lo que debes considerar para proteger tus contraseñas

Redacción

Como usuarios habituales de productos y servicios digitales, estamos acostumbrados a generar y utilizar multitud de contraseñas al día. Es una necesidad: para utilizar o consumir estos productos y servicios tenemos que identificarnos con nuestro nombre de cuenta (usuario o dirección de correo electrónico) y autenticarnos, es decir, demostrar que somos realmente quienes decimos ser.

Por su bajo coste, sencillez y transversalidad, el primer tipo de autenticación, basado en contraseñas, es el que más utilizamos en nuestra vida cotidiana. Pero ¿podemos sentirnos seguros utilizando este tipo de autenticación?

Pensemos en un usuario medio, que utiliza entre 50 y 100 productos y servicios diferentes. Esto implica que debe generar y recordar entre 50 y 100 contraseñas para poder acceder a todos ellos. Lo que suele hacer este tipo de usuarios es definir contraseñas fáciles de teclear y de recordar, por lo tanto:

  • Cortas y con letras.
  • Que incluyan palabras o términos con un significado.
  • Que incluyan datos personales como fechas de nacimiento, nombres de familiares o mascotas, objetos relacionados con aficiones, etc.
  • Que ya se usen en otros productos y servicios.

Desde el punto de vista del usuario, esto tiene todo el sentido y hace su vida digital más cómoda. Pero desde el punto de vista de un atacante que quiera averiguar una contraseña, estos hábitos también hacen su trabajo más sencillo.

Si queremos seguir asociando una contraseña a cada producto o servicio que utilizamos, hay dos buenas soluciones para incrementar nuestros niveles de seguridad:

  1. Utilizar un gestor de contraseñas. Es muy intuitivo: si tengo que recodar 100 contraseñar largas y complejas diferentes, las apunto. Pero en lugar de hacerlo en un papel, que debería llevar siempre conmigo, lo hago en una lista digital, en un gestor que me ayuda a generarlas, a almacenarlas e incluso a escribirlas cuando las necesito. Los hay gratuitos y de pago, locales y en la nube, para perfiles básicos o domésticos y profesionales. Lo esencial es elegir una solución robusta y proteger esta lista de contraseñas con una contraseña maestra bien definida (larga, compleja, no reutilizada).
  2. Habilitar un segundo factor de autenticación en los productos y servicios más importantes. Si habilito un autenticador adicional, aunque alguien conozca mi contraseña, no va a poder suplantarme, ya que se le pedirá un segundo factor que demuestre que es quien dice ser. Normalmente, algo que solo yo poseo o algo que solo yo soy o hago (lo que comentábamos al inicio del artículo). No es imposible que el atacante pueda conseguirlo en algunos casos, pero le complica mucho las cosas y nos proporciona un segundo nivel de protección.

Con estas dos buenas prácticas, ninguna especialmente costosa ni compleja, conseguiremos estar mucho más tranquilos con nuestra seguridad online.

Con información de Grandes Medios