Esta es la manera en la que debes lavar tu bicicleta

Redacción

Algunos ciclistas prefieren llegar a una gasolinera o cualquier lavadero de autos y utilizar las mangueras de alta presión para limpiar sus bicicletas. Sin embargo, esto es algo que no se aconseja si no se hace correctamente, debido a que la fuerza del agua puede afectar algunas partes importantes.

Por ejemplo, la fuerza con la que sale el agua puede vencer la protección que ofrecen los sellos de los rodamientos y penetrar el interior del cuadro, lo que a la larga puede ser fuente de ruidos o provocar que los rodamientos se dañen de forma irremisible.

Por ello, se recomienda tener cuidado al momento de utilizar mangueras de alta presión y seguir algunas recomendaciones:

Si los elementos más frágiles son los rodamientos evitaremos apuntar hacia ellos de forma directa. Comenzaremos desde una distancia de aproximadamente un metro dando pasadas por toda la bici sin dejar el chorro centrado fijo en ningún lugar. Si vemos alguna zona donde la suciedad se resiste, siempre que no sea una zona cercana a los rodamientos podemos incidir sobre ella dando pequeñas pasadas cortitas. Ante todo hay que evitar dejar el chorro fijo, en especial sobre las llantas si queremos conservar intactos los adhesivos de las mismas.

Lo más importante cuando lavamos la bici es que la transmisión quede impoluta para posteriormente lubricar y que todo vuelva a ir como la seda. En ese caso aplicaremos el método de dar un par de pasadas cortitas desde una cierta distancia sobre desviadores y manetas. Será suficiente para eliminar la suciedad superficial que acumulen. Centraremos nuestros esfuerzos en piñones y cadena. Antes de empezar, es recomendable rociarla con líquido desengrasante que ayude a eliminar la mezcla de lubricante y suciedad que suele formar pegotes.

Para los piñones, apuntaremos la manguera de forma oblicua sobre los piñones hacia la parte trasera de la bici. De esta forma el chorro no se dirige hacia los rodamientos y la fuerza del agua hace girar el núcleo eliminando la grasa de todos los dientes. Con los platos sin embargo apuntaremos el chorro directamente hacia los dientes con precaución de que no se aproxime al pedalier. La mezcla de suciedad y grasa suele ser bastante resistente y la fuerza del agua a presión facilita mucho la limpieza de estas zonas.

Tampoco tendremos miramientos con la cadena donde podemos dirigir el chorro de forma directa por el lado interior de forma que el agua se dirija hacia el suelo mientras vamos girando las bielas para cubrir toda su longitud. Aquí no nos importa dejar la cadena totalmente libre de lubricante porque vamos a aceitar tras el lavado y sin embargo sí nos interesa que salga toda la suciedad que pueda haber penetrado en las articulaciones y que es la responsable de que se vaya desgastando y estirando con el paso de los kilómetros.

Respecto a los frenos, quienes aún utilizan zapatas pueden incidir más en ellas para eliminar restos de goma. En cuanto a las pinzas de los discos, de nuevo procuraremos mantener las distancias y daremos pasadas rápidas para evitar que el agua pueda llegar a dañar alguna de las juntas tóricas que mantienen la estanqueidad del conjunto.

Tras finalizar el lavado, utilizando la opción de aclarado para eliminar los restos de jabón, sacudimos un poco la bici dando pequeños botecitos sobre el suelo para que caiga el exceso de agua.

Podemos dejar unos minutos secando o ir rodando con suavidad de vuelta a casa y dejar el el viento sobre la bici termine de secarla. No está de más pasar un trapo limpio sobre el cuadro con la bici aún húmeda para eliminar puntos de suciedad que puedan haber quedado y dejar un acabado reluciente.

Una vez en casa, con la bici completamente seca, lubricaremos la cadena y los puntos de articulación de los desviadores, eliminando con un trapo el exceso que pueda quedar en el exterior y que sólo ayuda a que la suciedad se pegue de nuevo.

En cualquier caso, si habitualmente recurrimos a lavar la bici en la gasolinera no está de más, a modo preventivo, cada pocos meses, extraer las bielas, los ejes de las ruedas y la horquilla para revisar el estado de los rodamientos, limpiar la grasa existente y aplicar una generosa capa de grasa nueva que además de lubricar, sirve de barrera a la entrada de agua.

Con información de Brújula Bike