Redacción
Irán lanzó decenas de misiles contra Israel la noche de este viernes en una ofensiva sin precedentes que encendió las alarmas en todo el país hebreo y dejó al menos siete personas heridas, además de múltiples daños materiales.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) informaron que están activamente interceptando los proyectiles y ordenaron a la población ingresar a los refugios. En Tel Aviv, una transmisión en vivo captó humo elevándose tras el aparente impacto de un misil, mientras en Jerusalén también se observaron misiles en el cielo, según reportes locales.
El ataque iraní se produce un día después de que Israel bombardeara objetivos en Irán, incluyendo instalaciones nucleares, y matara a una veintena de altos mandos, de acuerdo con reportes de medios internacionales.
La Guardia Revolucionaria iraní confirmó que lanzó “un ataque contundente y preciso” contra instalaciones militares israelíes bajo la operación denominada Verdadera Promesa 3, como represalia al “asalto criminal” atribuido a Israel que dejó muertos a comandantes, científicos y civiles, incluidos niños.
“Una vez más, los misiles iraníes apuntan a hogares, familias y niños en todo Israel. El mundo ya no puede tratar esto solo como un problema de Israel. El silencio es complicidad”, publicó en X Nadav Shoshani, portavoz internacional del Ejército israelí.
El Ejército israelí también reportó la interceptación de proyectiles lanzados desde Yemen, lo que sugiere una posible coordinación de frentes contra el Estado hebreo.
En paralelo, medios iraníes reportaron una “enorme explosión” en Isfahán, ciudad que alberga instalaciones nucleares como Natanz. Israel aseguró haber atacado un sitio nuclear en esa zona.
Press TV, cadena estatal iraní, indicó que sus defensas aéreas interceptaron misiles al sur de Teherán. Además, la televisión oficial afirmó que derribaron al menos dos aviones de combate israelíes durante la agresión.
La ofensiva de Irán interrumpió incluso una transmisión oficial del portavoz del Ejército israelí y coincidió con la celebración religiosa de Eid al-Ghadir, lo que Teherán describió como una señal de fuerza “guiada por el poder divino” y el liderazgo del Ayatolá Ali Jamenei.