¡ Es necesario marchar en contra de tanta pinche injusticia !

Francisco Espinosa

Aguascalientes, Ags.- Al frente, tres burros bautizados lideraban una marcha que superó las dos mil personas, récord para una ciudad conservadora que no distrae su rutina para manifestaciones en
contra del gobierno, pero sí cuando su moral religiosa se ve amenazada. Videgaray, Meade y Peña Nieto caminaban lento ante las risas de los transeúntes quienes no escatimaban en fotos del celular.

Detrás de su pelaje blanco y sus ojos cansados, varios grupos sociales -de tan diverso origen-, marcharon a paso semilento desde la glorieta de El Quijote hasta la Exedra, subiendo por Zaragoza.

El aglomerado ciudadano, lejos de incomodar, fue recibido con bocinazos de aliento en López Mateos por los vehículos que iban en sentido contrario. Entre profesores, alumnas de la Escuela normal de Cañada Honda, hípsters, amantes del fitness, amas de casa, empresarios, músicos, entre tantos más oficios, el repudio hacia el aumento en el precio de la gasolina se plantó como una coincidencia de hartazgo que no escapa de ningún sector social. Arrastrado por este incremento, de forma abusiva o no, se han ido anunciando otras alzas que han generado un clamor social lleno de enojo directo contra el gobierno.
En medio de este panorama social, López Mateos vio marchar a una mancha urbana que no perdió el
tiempo al pasar frente a las instalaciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI): “¡Esos son, esos son, los que chingan la nación!”, cantaban al unísono mientras eran aplaudidos por gente a pie o por conductores que bajaban la velocidad. Entre carteles y consignas, el maltrato verbal hacia el partido tricolor fue el primer punto alto de una media tarde distinta en el primer cuadro de la ciudad, un hecho que se repitió en varios puntos del país.

Con su frente llena de sudor y con la boca semi-abierta, Gustavo Ibarra Silva, jubilado del Instituto Tecnológico de Aguascalientes, empujaba su andadera para no perder el paso de una manifestación que lo tomó como estandarte. Profesor de profesión, fue tajante al decir que “era necesario marchar en contra de tanta pinche injusticia; ya basta de amarrarnos el cinturón, que lo hagan ellos (políticos)”.

Intentando que el aire no se le acabara por gritar consignas, precisó que su doctor le tiene prohibido caminar grandes distancias: “me vale madre, camino.Deberían unirse todos, es por el futuro de todos”.

Lejos de dejarse llevar por un tinte político, quienes tomaban el micrófono hacían hincapié en el motivo social que había empujado a todas esas personas para salir a la calle. Fue por decreto que los reclamos tuvieran un principal objetivo: Enrique Peña Nieto.

El presidente, tal vez el más repudiado –basado en los bajos índices de aprobación- de los últimos sexenios, fue caricaturizado como un ente sin escrúpulos que no ha podido ver por el pueblo que gobierna.

“Es un descaro que nos pida comprensión y nos afecte cuando hemos sido testigos de todos los actos de corrupción que hay en política y que no se han castigado parcial o totalmente”, aseveró Juan David, recién graduado de arquitectura quien se bajó de su bicicleta y prefirió caminar acompañando al resto del contigente.

Ya instalados en la avenida Madero, arteria utilizada durante los últimos días para este tipo de expresiones, la gran mayoría de comercios permanecían cerrados ante el temor provocado por actos vandálicos suscitados en la capital del país y en el Estado de México, principalmente.

“No deberían hacerlo, no somos delincuentes, aquí no hay infiltrados que quieran demeritar esta manifestación pacífica de hartazgo”, dijo Maria Inés, una señora con la cara roja por el sol que hoy no fue a una clase de costura por preferir andar un largo trecho y expresar su malestar. A su lado, Jorge no dejaba de grabar con su celular. Estudiante de los primeros semestres de ingeniería, su optimismo le hacía suponer que México –Aguascalientes- por fin estaba despertando: “Nunca había visto una respuesta así, me emociona”, alcanzó a decir.

Antes de llegar a la plaza, donde un templete y un par de bocinas esperaban como escenario modesto, le tocó al congreso sufrir los improperios de los manifestantes, quienes acusaban de traidores a diputados y senadores, por igual.

Hace unos días, varios legisladores expresaron la idea de intentar encontrar una variable que cumpliera con el propósito financiero del aumento, aunque ninguno se aventuró a reducirse directamente el sueldo. “De representantes populares no tienen nada. No es posible que tengan bonos para gasolina, celular nuevo y un sueldo inalcanzable para la mayoría de la población”, se quejó Daniela, estudiante de derecho quien lamentó los índices de corrupción que han secuestrado al país.

En la exedra, frente al Palacio de Gobierno, el discurso apuntó a Martín Orozco Sandoval, a quien le recordaron su apoyo en sus tiempos de senador para las reformas estructurales del presidente Enrique Peña Nieto. Allí, tras un par de horas caminando y con un cielo despejado para el sol, las consignas tuvieron más júbilo que organización. Las ganas de hablar terminaron de imponerse, a pesar de armar una lista de intervenciones improvisada en una hoja en blanco.

Sin embargo, entre los adornos navideños y los indiferentes, se intentó refrendar la manifestación que emocionó a más de uno.

Al final, unabpiñata de Enrique Peña Nieto fue incendiada en plena plaza, ante los lentes de las cámaras fotográficas. Mientras, las sonrisas se asomaban en medio del enojo manifestado durante todo el tiempo. Una señora en silla de ruedas, protegidabdel sol con una gorra, aplaudía mientras los tres burros (Videgaray, Meade, ybPeña Nieto) aguantaban estoicos.

Don Gustavo se sentó en una silla que alguien consiguió quien sabe de dónde. Con el semblante relajado, observó a una plaza que hoy hizo un ruido distinto, que hoy –al menos por un tiempo- convirtió a Aguascalientes en un estado no conservador.