El PRI y los 30 mil pesos

Alan D. Capetillo Salas

Para los que me preguntan cómo está el asunto de mi candidatura en el PRI yo con todo gusto les platico.

El PRI es un partido político que -como todos- tiene un sistema de control del poder muy construido y bastante perverso. El objetivo es muy claro: que las candidaturas lleguen “a quien deben llegar”. No es algo democrático y naturalmente no lo apruebo, pero así funciona este y en realidad prácticamente todos los partidos políticos de este país.

Para no cansarlos mucho les resumo como funciona ese sistema en el PRI. En el PRI la lógica del sistema es pedirte absurdos requisitos de inscripción (papeles) que solo ellos mismos te pueden dar y que no puedes conseguir en ninguna otra parte mas que en el mismo partido. Así, la lógica de control es muy simple, quien los de arriba quieran conseguirá sus papeles (o mejor aun ni siquiera los necesitara), y a quien no quieran pues sencillamente jamás podrá cumplir con todos los requisitos.

Así, cada vez que hay un proceso interno, la lógica es siempre la misma. Con papeles o sin ellos muchos se inscriben y solo los que están “bendecidos” son aceptados en sus registros. Así es como siempre consiguen candidatos únicos o candidatos de “Unidad”. Descalificando a los incomodos por no tener los papelitos que ellos mismos se niegan a darles. Sobra decir que un bendecido puede llegar a inscribirse con un folder y una hoja en blanco y su registro procederá. Ni lo apruebo ni es bonito, pero así funcionan las cosas en este y en otros partidos. Cosa que como especialista en derecho electoral yo siempre he sabido.

Ahora, en mi caso en particular, a mi -como todos los que se registraron- me faltaban al menos dos papelitos que el propio partido no me dio jamás: uno, una constancia de un examen absurdo cuyos resultados jamás publicaron y otro, una constancia de militancia partidista (si, como si ellos mismos no pudieran revisar sus registros para saber quién es o no es militante). Ambos papelitos no se los dieron a nadie. ¿Por qué?, pues, obviamente para que nadie incomodo pudiera cumplir con todo y -dado el caso- pudieran bajar a quien quisieran. La filosofía de fondo es tan vieja como el tiempo: para el amigo la gracia y para el adversario la ley. Así es como en este partido se ejerce el poder.

Y luego están los 30,000 pesos. Que según ellos (y esto es bastante inconstitucional) le debe uno pagar al partido como cuota extraordinaria por querer ser candidato. Ojo, estas no son cuotas por pertenecer al PRI (esas son aparte), estas son por querer ser candidato. La lógica es una vez la misma: Inhibir. Después de todo quien va a querer regalarles esa cantidad de dinero cuando, sin la bendición y los demás papeles (que no te dan), ellos siempre tienen otros pretextos para bajarte. Una vez más, de los seleccionados y bendecidos casi nadie paga esas cuotas y realmente a nadie se las reclaman, salvo, claro está, que uno no sea un candidato bendecido por la cúpula.

Y esto es solo la primera etapa, pues, si por algún milagro de Dios alguien lograra colarse en este proceso, después te piden conseguir unas firmas de los llamados sectores y organizaciones del partido, firmas que obviamente los respectivos lideres de dichas instancias ya saben muy bien “a quien se las deben y a quien no se las deben dar”. Así, si no consigues esas firmas también darán de baja tu candidatura. Y, aun después de todo eso, suponiendo que lo pasas (cosa que jamás pasa) aun les queda decirte que alguien más (un bendecido) está más calificado por X o Y razón o peor aun -si eres hombre- que decidieron reservar la candidatura que tu querías para cumplir con una cuota de género.

Así es como funciona el PRI. Cosa que yo siempre he sabido y razón por la que obviamente no me dio la gana regalarles 30,000 pesos para que después me bajaran con cualquier otro de los pretextos (De hecho me están bajando aplicándome todos los pretextos a la vez). Regalándoles o no esos 30,000 pesos (que no me sobran) la decisión política iba a ser la misma, el tema esta simplemente en no ser ingenuo o tonto para entenderlo.

Mi lógica era otra. Vista la crítica realidad electoral del PRI, mi lógica era que los lideres del PRI cedieran el espacio -a su candidatura más difícil- para poder experimentar una nueva forma de hacer las cosas, una forma distinta de hacer política. Francamente yo pensaba que, por una mínima lógica de subsistencia del partido, la crítica situación electoral de la institución los llevaría a abrirse a la posibilidad, y pues, que les digo, hasta este momento obviamente no ha sido así. Hasta el momento más bien parece que hay varios actores políticos priistas interesados en jugar a perder, siendo ellos los que han movido todas estas definiciones desde la Ciudad de México.

Y pues, en resumen, si, hasta este momento mi calculo no ha salido bien. Incluso en su crítica situación electoral, el PRI se niega a dejar de ser el PRI. Al parecer así quieren morir…