Denuncian presunta misoginia en el ICA

Denuncia Ciudadana

Aguascalientes, Ags.- Resulta que a una maestra normalista aguascalentense que brilló con luz propia realizando una labor ejemplar en favor de la niñez de su estado natal, como lo fue la desaparecida profesora Raquel Esparza Garay (1965-2020), las autoridades del Instituto Cultural de Aguascalientes (ICA) le están escamoteando la posibilidad de ponerle su nombre a la “sala infantil” de la Biblioteca Pública “Enrique Fernández Ledesma”.

A juzgar por la calma chicha reinante, existe un total desinterés en su caso, tal vez porque la finada no fue en vida recomendada o pariente de algún politicastro autóctono, de esos del PRIAN que han tenido a mal desgobernar la “tierra de la gente buena”, o, en su defecto, de un seudo empresario traficante de influencias –de los heredados por el depredador neoliberalismo–, en la opulencia con negocios sucios hechos al amparo del poder político nativo.

Si la anterior apreciación personal no se apega a la realidad, corresponde a las autoridades del ICA dejar en claro por qué la maestra Esparza no está siendo reconocida. Porque todo hace suponer, por la actitud de indiferencia que han mantenido, que en lugar de haber realizado ya (a más de año y medio de su desaparición física) una evaluación de actuación o calificación de méritos sobre la trayectoria de la educadora y promotora de cultura, para actuar en consecuencia, les ha resultado más cómodo no darle importancia a su caso, echándola al olvido.

Para colmo, es de pena ajena que las y los integrantes del comité ejecutivo del STICA, sindicato blanco de casa, continúen sin decir esta boca es mía, mostrando así su falta de solidaridad con la docente fallecida.

El Instituto Cultural de Aguascalientes tiene hasta el miércoles 11 de mayo de 2022, fecha en la que se cumplirá el segundo aniversario luctuoso de la querida y admirada maestra Raquelita, para organizar la ceremonia en la que, por méritos y justicia, se perpetúe su memoria. De lo contrario estaríamos siendo testigos de un repudiable caso de misoginia. 

Atentamente Juan José Oseguera