Cruz Azul volvió a las andadas y le dió “gloria” al América en el Azteca

Redacción

México, D.F.- La gloria fue americanista. Lo fue por saber concretar en el momento oportuno y así demostrar su superioridad en un Clásico que dividió emociones y hasta opciones de gol, pero con una gran diferencia: hubo uno que sí supo definir y otro que sigue en ese proceso de poder hacerlo.

El América encontró algunas respuestas a sus numerosas dudas del pasado y se llevó los tres puntos ante un Cruz Azul frustrado por fallar. La clave justamente fue saber anotar. Ambos equipos generaron ocasiones, encontraron espacios y dispusieron de oportunidades.

Por intentarlo no quedó. Ambos querían goles, pero las Águilas fueron quienes lo consiguieron, gracias a un Oribe Peralta insistente que puede fallar tres ocasiones, pero igual mete una y se acaba el partido.

Ésa fue la historia en el Azteca en este sábado en el que la gloria solamente fue para uno. América, un tanto falto de confianza en las últimas semanas, dejó las presiones y los fantasmas de lado para presentar una versión más acercada a lo deseado por la entidad misma.

En defensa podrán tener sus yerros constantes, pero en ataque dieron con las respuestas necesitadas. Desde el comienzo del encuentro, el conjunto azulcrema volvió a carecer de la solidez defensiva que ha reflejado en buena parte de este torneo, pero contó con la fortuna de que Cruz Azul no supo aprovecharla y con la garantía que implica tener a hombres como Oribe Peralta y Rubens Sambueza en el frente de ataque. A las Águilas les pueden llegar 10 veces, pero responden de la misma manera.

Así fue el desarrollo de una batalla que ambos querían ganar, pero solamente uno supo cómo lograrlo. El otro, el equipo derrotado, lo intentó de todas partes y de todos modos, pero salió derrotado más por su ineficacia a la hora de anotar, que por la suerte o las atajadas de Hugo González, sustituto del lesionado Moisés Muñoz. América parecía padecer la misma problemática, pero con una que metiera cambiaría el rumbo de la batalla.

Oribe fue el encargado de lograrlo y lo hizo después de dos fallas atípicas para lo que está acostumbrado. El atacante de 31 años dio con las redes con certero cabezazo, lejos de Corona, tras un centro de Sambueza. El equipo por completo respiró y Matosas festejó.

Las buenas sensaciones comenzaron a regresar desde el inicio del segundo tiempo. La respuesta celeste era esperada y en el Azteca lo sabían. Ingresó Roque Santa Cruz, quien a final de cuentas sí pudo llegar al partido después de una semana llena de especulaciones y La Máquina generó un poco más de llegadas.

Roque servía de poste y de distractor de la defensa azulcrema y Alemao hacía el resto. Igual pasó, tiró y eludió rivales, pero no dio más que con las manos de Hugo González y hasta el travesaño.

La avalancha cementera era constante. América hizo su anotación y después fue más precavido, aunque no por ello significara que dejaría de atacar.

Lo primordial era cuidar el resultado y la segunda meta era meter el tanto que sentenciara la batalla. Funcionó mejor lo primero, sobre todo después de que Matosas le diera ingreso a Ventura Alvarado en lugar de Darwin Quintero.

Las ocasiones celestes, de pronto, dejaron de llegar. Las opciones ya habían pasado y no supieron concretar. En ese pecado llevaron la derrota y América festejó su gloria.