Científicos crean mascarilla que mata al coronavirus con calor

Redacción

Ha quedado demostrado que las mascarillas faciales son eficaces para filtrar virus como el que nos acecha desde hace bastantes meses, el virus SARS-CoV-2, reduciendo así el riesgo de infección. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) espera ahora dar un paso más con el diseño de una mascarilla que inactiva los virus usando exclusivamente calor.

Los investigadores tienen como objetivo construir mascarillas que incorporen una malla de cobre calentada que funciona con una batería y está rodeada de neopreno aislante. A medida que la persona que use la mascarilla inhala y exhala, el aire fluye repetidamente a través de la malla y las partículas virales en el aire se ralentizan e inactivan debido a la malla y las altas temperaturas. Dicha mascarilla podría ser útil tanto para los profesionales de la salud como para el público general en situaciones en las que el distanciamiento social es complicado de respetar, como en un autobús, un entorno de atención médica o el metro.

“La gran mayoría de las mascarillas actuales funcionan por filtración, filtrando partículas por tamaño o carga eléctrica”, explica el ingeniero químico Samuel Faucher, coautor del estudio.

“Este es un concepto de mascarilla completamente nuevo en el sentido de que no bloquea principalmente el virus. De hecho, permite que el virus atraviese la mascarilla, pero lo ralentiza y lo inactiva ”, comenta Michael Strano, profesor de ingeniería química de Carbon P. Dubbs en el MIT y autor del trabajo publicado en BioRxiv.

Los expertos crearon modelos matemáticos para determinar el rango de temperatura óptimo que la malla de la mascarilla debería alcanzar para inactivar térmicamente las partículas de coronavirus a medida que se inhalan o salen de la mascarilla. Determinaron que una temperatura de alrededor de 90 °C puede reducir la concentración viral en el aire entre un factor de mil y un millón, dependiendo del tamaño de la mascarilla.

También demostraron que esa temperatura se puede lograr pasando una corriente eléctrica a través de una malla de cobre de 0,1 milímetros de espesor o un calentador termoeléctrico, alimentado por una pequeña batería.

A medida que la persona que lleva la máscara inhala y exhala, el flujo de aire se invierte continuamente, lo que permite que cualquier virus pase sobre la malla muchas veces, aumentando la probabilidad de que se inactive. El aire purificado sale por las rejillas de ventilación de ambos lados de la mascarilla.

Los expertos, que ya han solicitado una patente sobre el diseño, han comenzado a construir prototipos de esta mascarilla y esperan comenzar a probarlos pronto. Eso si, si se comercializa, como el dispositivo funciona con baterías (los prototipos actuales incluyen una batería de 9 voltios), sería más caro que adquirir una mascarilla de tela, quirúrgica o un respirador N95, aclaran los investigadores.

Uno de los puntos positivos de esta mascarilla del MIT es que, además, no sería necesario desecharla ni esterilizarla después de su uso.

“Por supuesto, debemos ser conscientes de la seguridad y la comodidad de los usuarios de mascarillas”, dice Faucher. “El aire se enfriará después de la inactivación viral para que la mascarilla sea cómoda y segura de usar”.

“Lo que mostramos es que es posible llevar algo en la cara que no sea demasiado incómodo, que de hecho puede permitirle respirar aire médicamente estéril”, aclara Strano. “La perspectiva de poder respirar aire médicamente estéril y exhalar aire médicamente estéril, protegiendo a las personas que te rodean y protegiéndote a ti mismo, es solo el siguiente paso”.