Cien días de fiscalía, una apuesta de confianza 

Vigilia. Entre lo público, la razón y el juicio

Miguel Ángel Juárez Frías

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Quien tiene la responsabilidad de procurar justicia

no puede dormir en paz mientras otros despiertan cada día 

en la zozobra de la impunidad.” 

A cien días del encargo de Manuel Alonso García como Fiscal, tenemos motivos para observar, exigir y sí, también para apostar.

Siempre he sido partidario del principio de confianza como premisa de trabajo, y el actual Fiscal, a pesar de los sinsabores de cómo recibió la Secretaría de Seguridad Pública, dejó un resultado que quienes observamos su desempeño podemos considerar positivo.

En esta ocasión, la responsabilidad en materia de Procuración de Justicia es mayor. Y el voto de confianza sigue empeñado. Pero no es la confianza del Congreso, ese órgano de representación popular que debate cada iniciativa bajo el argumento de que ya tiene autorización del Ejecutivo, NO, de nada sirve voltear a ver al Legislativo actual. Ni la del Ejecutivo, pues a ella le debe el cargo y la responsabilidad. Me refiero al voto de confianza más importante: el de cada ciudadano que, sin necesidad de saber de política, solo quiere ver llegar vivos a sus hijos e hijas; el que anhela recuperar la tranquilidad y la paz que hemos perdido en Aguascalientes.

Porque quienes todavía creemos en las instituciones, sí, esas que desmantela día a día la transformación sin rumbo, seguimos apostando por que se recupere la autonomía de la Fiscalía General del Estado. Una autonomía que no se construyó para decorar el discurso democrático, sino para servir de contrapeso real, de dique técnico y ético ante la impunidad.

A sus cien días, Manuel Alonso ha sido claro en cifras: detenciones, aseguramientos, procesos abiertos, primeros logros. Pero también habló de extorsión, incluso del caso del Agropecuario. En la parte del día a día, he sido testigo de un proceso de cambio metodológico en el trámite ante los Ministerios Públicos, que espero sea para bien. Son las primeras horas de su encargo. El camino no será terzo ni pavimentado, pero apelamos a su compromiso ético, moral, político y jurídico para servirle bien a Aguascalientes.

Por otro lado, el Fiscal ya habrá dado cuenta de la urgente necesidad de reivindicar el trabajo de cada servidor público de ese organismo autónomo. Las y los secretarios de mesa, junto a otros operadores del sistema de procuración de justicia, han sido desplazados en su dignidad laboral, reducidos al mínimo decoro que deberían gozar en su ejercicio profesional. Con salarios denigrantes para la gran responsabilidad que cargan, son quienes materialmente integran, procesan y perfeccionan cada carpeta de investigación.

La labor de estos servidores públicos es fundamental para que los Ministerios Públicos encargados de cada mesa tengan oportunidad de procurar justicia y defender a los justiciables que acuden en busca de solución, de la reparación del daño sufrido, de la aplicación punitiva a los victimarios.

En ese tema, el Fiscal deberá tomar atención inmediata para reivindicar la labor de cada uno y asegurar que cuenten con condiciones materiales dignas para cumplir su función. No como un favor, sino como una exigencia institucional.

El Fiscal tiene mucho que atender: una lista de averiguaciones abiertas heredadas de una etapa administrativa que concluyó más con escándalo y señalamiento que con resultados para el pueblo de Aguascalientes. Es una deuda que, lamentablemente, le corresponderá atender y pagar a esta nueva Fiscalía.

Esta columna de hoy es para dejar patente al Fiscal que su reciente vecindad en nuestro Estado lo compromete aún más con nuestra tierra. Le administra una carga moral y ética mayúscula, y sabemos que cuenta con la capacidad para bordar fino y trabajar por los intereses de los aguascalentenses. Preciso: los aguascalentenses todos, no los del poder en turno.

En este sentido, apunto en primer lugar, porque son los temas que duelen y cimbran socialmente, la necesidad de atender a los comerciantes del Agropecuario, a los restauranteros, a los dueños de bares y cantinas, y a cualquier comerciante. Ellos apuestan a una respuesta efectiva, contundente y categórica para acabar con la extorsión, que todavía hoy, quien escribe lo sabe de viva vozsigue afectando y amenazando su actividad diaria.

Por otro lado, como padres de familia queremos que nuestros hijos estén exentos de ofertas descaradas en los baños de bares y restaurantes a donde acuden. Ofertas disfrazadas de cigarros yvapers, que en realidad ponen droga en sus manos, la misma que hoy se ofrece como si fueran hot dogs en plena calle Laureles en los tiempos de la Feria Nacional de San Marcos.

Retomo la frase del epígrafe con la que iniciamos: “Nadie puede estar en paz consigo mismo si permite que otros vivan en la zozobra de la impunidad.”
Esta no es una crítica al vacío ni un juicio anticipado. Es, aún, una apuesta de confianza.

Porque creemos que la procuración de justicia no debe ser privilegio de nadie ni postergación para todos. Queremos vivir sin miedo, sin boletines, sin eufemismos. Vivir en paz, pero no por resignación, sino por justicia. Y esa paz, la auténtica, será el mejor indicador del trabajo de la FiscalíaEsa, y no otra, es la meta que hoy esperamos ver cumplida.

Reitero, nosotros como ciudadanos no queremos boletines de prensa, ni declaraciones estridentes. Queremos resultados.
Los aguascalentenses queremos vivir en paz.

Nos leemos la siguiente.