Censura, concesiones y hasta calle con su nombre. El legado del Mosco Reyes como alcalde de Aguascalientes

Gilberto Valadez

Aguascalientes, Ags.- 25 años después de haber sido elegido como primer alcalde de Aguascalientes surgido de la oposición, el leonés, Alfredo Reyes Velázquez adelantó sus intenciones de volver a competir por el mismo puesto en las elecciones del 2021, luego de autodestaparse en una reciente entrevista radiofónica.

No obstante, los antecedentes del panista cuando encabezó el Ayuntamiento capital hace más de dos décadas no son precisamente los más memorables, llegando incluso a casos de abierta censura contra actos culturales y que le generaron cuestionamientos a nivel nacional.

Sumado al hecho de haber extendido el plazo de la concesionaria privada de agua a 30 años y de nunca haber escapado a la polémica, también Reyes Velázquez permitió que se le inmortalizara, literalmente con una calle que hasta el día de hoy lleva su nombre.

A rezar

Empresario de ropa deportiva, fugaz líder empresarial y apodado el Mosco, Alfredo Martín Reyes Velásquez llegó a la política partidista en un momento clave. 

A principios de los años noventa del siglo pasado, la vieja maquinaria del PRI había perdido fuerza electoral lo que se tradujo en sonoros descalabros en comicios, particularmente en la región centro del país. A comienzos de 1995, el PAN le arrebató al PRI las gubernaturas de Guanajuato y Jalisco.

Ese mismo año, de cara a la renovación de la alcaldía de Aguascalientes, el PRI se dio un balazo en el pie.  El gobernador Otto Granados aplicó su calidad de virrey y designó al candidato por la alcaldía, el afortunado resultó ser Enrique Pasillas Escobedo, el líder de la fracción priísta quien unos meses antes dirigió el mayoriteo para concesionar el servicio de agua por espacio de 20 años a la empresa Caasa. 

En contraparte, la candidatura del empresario leonés avecindado en Aguascalientes fue bien recibida entre los electores, en particular cuando se comprometió a que el servicio del agua volvería a estar en manos del Ayuntamiento, debido a los continuos abusos de la empresa.

En plena campaña, la candidatura de Pasillas iba en picada y el PRI decidió jugar sucio, acusando a Reyes Velázquez de supuestamente haber falsificado su título como ingeniero por el Instituto Tecnológico de Aguascalientes.  Pero las mañas priistas ahora no funcionaron y en agosto de 1995, el PAN superó al PRI por primera vez en las votaciones por la alcaldía, logrando de paso una equidad de fuerzas en el Poder Legislativo.

Una crónica del reportero Alejandro Caballero, publicada el 14 de agosto de 1995 en el semanario Proceso, menciona que cuando Reyes supo que era el triunfador de las elecciones, su primer acto fue irse a la Catedral de Aguascalientes y se puso a rezar. 

La promesa incumplida

Al poco tiempo de haber tomado posesión del cargo, parecía que las promesas de campaña del Mosco Reyes en torno a retirar la concesión del agua iban en serio.

La noche del 28 de marzo de 1996, el Cabildo de Aguascalientes aprobó en sesión extraordinaria la remunicipalización de la concesión del agua mediante la llamada Declaratoria de Rescate. El alcalde pidió la reestructuración de hasta 15 por ciento en torno a las tarifas que aplicaba Caasa y personal del Ayuntamiento llegó hasta las oficinas de la empresa, colocando sellos de clausura.

Pero de forma inopinada, Alfredo Reyes de repente dio marcha atrás y para el sábado 13 de abril del mismo año revocó su propia Declaratoria de Rescate y hasta empezó a defender a la concesionaria.

El 30 de agosto de 1996, el Congreso de Aguascalientes aprobó aumentar de 20 a 30 años el periodo para la concesión del servicio del agua. Aunque el PAN no tenía mayoría absoluta en el Congreso, el dictamen sería aprobado con los 13 sufragios de la bancada panista, a la que se sumaron dos del PRI, desplazando los ocho votos en contra. Además, hubo dos abstenciones. 

La censura 

Una vez instalado en palacio municipal, Reyes Velázquez armó su gabinete con empresarios de la iniciativa privada; algunos ligados a grupos de extrema derecha como Francisco Valdés de Anda, secretario del Ayuntamiento, vinculado al DHIAC (Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana), además del director de Reglamentos, Gerardo Raygoza, cercano a Provida.

Para febrero de 1997, Raygoza aprobó la cancelación de fotografías de desnudos, organizada por el Instituto Cultural de Aguascalientes, argumentando cuestiones de moralidad. El hecho fue defendido por agrupaciones conservadoras como el Opus Dei y la Unión de Padres de Familia, pero en particular por el propio alcalde, quien tachó a las imágenes de ser “atentados al pudor”.

El hecho fue cuestionado incluso por escritores de la talla de Carlos Fuentes y mereció un exhorto de agrupaciones en defensa de los derechos humanos.

Con el paso del tiempo, el Mosco Reyes pareció aprender la lección y hasta aceptó que el suceso fue un error. No así Gerardo Raygoza, quien a la fecha sigue participando en marchas “por la defensa de la vida”.

El inmortal

Un nuevo escándalo alcanzó al panista en ese 1997. Apenas unas semanas luego de la polémica por las fotos eróticas, se dio a conocer que el alcalde en funciones ya tenía una calle con su nombre en el fraccionamiento San Francisco del Arenal, ubicado en la zona sur de la ciudad.

El hecho fue denunciado primero por diputados locales del PRI, acusando al edil por supuestamente violar los artículos 696 y 697 del Bando y Reglamentos de Aguascalientes. Ante ello, la oficina de comunicación social del Ayuntamiento justificó que la iniciativa supuestamente partió de los mismos vecinos. Sólo que hubo críticas hacia el alcalde, incluso de parte de los propios panistas, el regidor blanquiazul Eduardo Muñoz declaró en su momento a La Jornada: “no existen méritos para que el alcalde de Aguascalientes acepte que le pongan a una calle su nombre”.

Pese a todo, el PAN mantendría su hegemonía en el Ayuntamiento capital por tres administraciones más y el propio Alfredo Reyes fue favorecido una vez más con el voto, siendo elegido senador en el 2000. Pero nunca escapó a la polémica.

Para la renovación de la gubernatura en 2004, Reyes participó en la contienda interna del PAN donde se enfrentó a Luis Armando Reynoso, irónicamente su sucesor en la alcaldía. El 20 de marzo de aquel año, en una entrevista con el diario Reforma, el Mosco manifestó que funcionarios del gobierno de Felipe González estaban apoyando a Reynoso. Al final, Luis Armando alcanzaría no sólo la candidatura por el PAN, sino además la gubernatura. Aunque seis años después de polémicas gestiones, el PRI volvería a recuperarla.

Posteriormente en 2010, Reyes alcanzó una diputación en el Congreso del Estado, ya para entonces en manos de mayoría del PRI y donde sumó nuevas acusaciones. El 5 de octubre de 2013, el entonces dirigente priista Guadalupe Ortega acusó a Reyes de presuntamente recibir 60 mil pesos mensuales en calidad de asesor en el Instituto de Educación. Y La Jornada lo comprobó con documentos que el político panista que se presumía como el más antipriista cobraba esa cantidad como asesor del IEA en la confección de uniformes escolares, que por cierto generaron inconformidad en la ciudadanía por lo irregular de sus tallas entre otras cuestiones.

En cierta medida el ex empresario no se alejó del servicio público y cuando el PAN retornó al poder en la alcaldía de Aguascalientes, fue incorporado como consultor.

Con todo, 25 años después Alfredo Reyes quiere ser nuevamente alcalde de la ciudad donde sigue teniendo una calle con su nombre.