Calladitos se ven más bonitos

 

 

Nícolo Machivaelli Savonarola

Aguascalientes, Ags.- No soy un analista político ni nada que se asemeje, sin embargo sí soy un ciudadano que observa su entorno y los sucesos que se dan en él.

Por ejemplo el lastimero suceso del pasado viernes primero de mayo en el vecino estado de Jalisco.

Este lamentable capítulo de la mal llamada guerra contra el crimen organizado, me hizo recordar aquellos infames días del gobierno de Felipe Calderón, en los que cada que cacareaba una detención o eliminación de algún capo o delincuente de la monta que fuese, la respuesta de parte de los criminales no se hacía esperar.

De eso días a los actuales, es poca la diferencia. Cada que algún funcionario de primer nivel anuncia con bombo y platillo la detención o el abatimiento de algún criminal importante o no, viene de inmediato la respuesta de las organizaciones que tienen asolado el país.

Recuerdo que en la época de Calderón me preguntaba y respondía. Porque ese afán de declarar ante los medios de comunicación esos suceso a guisa de triunfos, sin serlo. Sería mejor que permanecieran calados.

Es lo mismo que hoy me pasa con el actual gobierno.

Que sería mejor actuar y quedarse callados, pues en realidad al ciudadano común y corriente como el que esto escribe, no le importa si detuvieron al Colchas o mataron al Cochiloco. Lo que nos interesa es vivir en paz, vivir tranquilos y con la seguridad de poder no sólo viajar sino simplemente caminar por las calles de nuestras ciudades sin temor a no regresar.

Por eso es que digo que calladitos se ven más bonitos.

Su obligación y responsabilidad es ofrecernos una paz social libre de cualesquier irrupción violenta por parte de los delincuentes, que ya no respetan a nada ni a nadie. Son los dueños de las calles y de vastos territorios en al menos una docena de entidades federativas, o quizá más.

La tardía y prácticamente nula actuación de nuestro presidente dice más que toda la tinta gastada por sus funcionarios e incluso por él mismo. El Estado Mexicano está amedrentado y no encuentra la manera de salir de este descomunal problema. No sabe cómo resolverlo. Está más ocupado con lo que de él y su “paloma” dicen en los medios, para callarlos como hemos atestiguado todos los mexicanos. No hay duda alguna de que la silla le quedó grande. No ha sabido gobernar.

Sus reformas tan cacareadas no parecen ser lo que él y su sabio equipo pensaron. Ojalá así como se les ocurrió todo ese bagaje de reformas útiles y benéficas sólo para el círculo rojo, se le ocurra a él o quizá a uno de sus muchos léidos colaboradores una solución viable al tan complejo problema de la inseguridad. Creo, y no me importa si me equivoco, que el principal problema para este gobierno era, es y seguirá siendo el de la seguridad pública del país. Las llevadas y traídas reformas habrían podido esperar un poco, y hasta habría sido posible levantar una consulta pública para que decidiéramos cuáles sí y cuáles no. Pero no fue así y lo hecho, hecho está.

Pero eso sí, calladitos se verían más bonitos.

He dicho.