La elegancia de las guayaberas llega a la Comisión Nacional del Deporte, pero detrás del nuevo look institucional se asoma un posible conflicto de interés que involucra a familiares directos del titular de la dependencia.
Mientras la Comisión Nacional del Deporte (Conade) presume una nueva imagen institucional con guayaberas típicas yucatecas, surge una inquietante pregunta: ¿es ético que el proveedor de estas prendas sea el propio hermano del titular de la dependencia?
El empresario Irak Greene Marrufo, hermano del actual titular de la Conade, Rommel Pacheco Marrufo, es el propietario de la empresa La Elegancia de Yucatán, firma encargada de suministrar estas prendas al organismo federal. El negocio, aparentemente discreto, ha levantado sospechas y críticas debido a que se trata de un contrato entre familiares directos, lo que podría violar normativas básicas de transparencia y conflicto de interés en el servicio público.
La empresa La Elegancia de Yucatán está ubicada sobre la avenida Correa Rachó, en la colonia Díaz Ordaz de Mérida. De acuerdo con el Registro Público de la Propiedad, el terreno donde se encuentra la tienda es propiedad de Irak Greene, quien también figura como funcionario público en otros espacios, lo que agrava aún más el escenario.
Según fuentes consultadas, el modelo de guayabera que se vende a la Conade tiene un precio de catálogo de 950 pesos por unidad. Aunque no se ha revelado el volumen exacto de prendas adquiridas, se estima que si se compraron 100 guayaberas, el contrato implicaría una erogación de al menos 95 mil pesos, y si se tratara de mil unidades, el monto ascendería a 950 mil pesos, todo un negocio que beneficia directamente a la familia Marrufo.
Aunque no se ha hecho pública una licitación abierta o convocatoria para proveedores, la relación fraternal entre el funcionario federal y el empresario representa un potencial conflicto de interés, que podría violar los principios de imparcialidad y legalidad que rigen el ejercicio del servicio público.
“El problema no es la guayabera en sí, sino quién la vende y a quién. En este caso, se trata de un hermano beneficiando a otro desde el poder”, señaló un empresario del ramo textil, quien pidió el anonimato. “Ambos están dejando mal parada la imagen de sus superiores y del gobierno federal que, en discurso, asegura combatir la corrupción”.
El gobierno federal encabezado por Claudia Sheinbaum ha reiterado su compromiso con la transparencia y el combate frontal a la corrupción. Sin embargo, casos como este muestran que los vacíos en la regulación y la falta de vigilancia permiten que se perpetúen viejas prácticas, ahora disfrazadas de emprendimiento familiar.
La ley es clara: los servidores públicos no deben otorgar contratos, beneficios o concesiones a familiares hasta el cuarto grado de consanguinidad. En este caso, el vínculo directo entre los hermanos Marrufo pone en entredicho no sólo la ética del acuerdo, sino su legalidad.
Ante estos hechos, organismos fiscalizadores y de control interno como la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación deben intervenir para revisar los contratos celebrados entre La Elegancia de Yucatán y la Conade, y determinar si hubo alguna irregularidad en los procesos de adquisición.
En tanto, el silencio oficial predomina. Ni Rommel Pacheco ni la Conade han ofrecido declaraciones sobre el tema, lo que alimenta aún más la percepción de opacidad. La ciudadanía, en cambio, exige respuestas claras y sanciones, si corresponde, para evitar que los cargos públicos se conviertan en plataformas para favorecer negocios familiares.
Con información de Por Esto Mx