Avanza nuevo rostro del mexica con la recuperación de vestigios

La Jornada

CDMX.- En el predio donde se descubrieron en 2009 los vestigios del templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, en la zona del Templo Mayor, en el Centro Histórico de Ciudad de México, se construirá un hotel de unos siete pisos, cuyas habitaciones tendrán vista a la ventana arqueológica que salvaguardará esa importante estructura que formó parte de la gran Tenochtitlán.

Así lo informó el empresario de origen español Francisco Santoveña Gómez durante el recorrido que ayer realizó la prensa por ese terreno ubicado en la calle Guatemala 16, donde también hay restos de la cancha principal del juego de pelota de ese sitio precolombino, los cuales se hallaron en 2014.

El inmueble que se construirá formará parte de la ampliación del hotel Catedral –cuya entrada principal está en la calle Donceles–, proyecto que surgió hace 12 años y que debió detenerse, para posteriormente adecuarse, cuando el equipo de salvamento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) hizo el importante hallazgo.

Antes del recorrido, en el auditorio Eduardo Matos Moctezuma del Museo del Templo Mayor, se efectuó una rueda de prensa para presentar un informe de los trabajos de rescate e investigación en el predio que es propiedad privada.

El encuentro estuvo encabezado por el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez Hernández, quien señaló que la administración de Enrique Peña Nieto ha puesto especial atención a los programas destinados a fomentar la exploración y rescate de sitios arqueológicos; una de estas acciones es el Programa de Arqueología Urbana (PAU) del Museo del Templo Mayor.

El funcionario añadió que los descubrimientos se han realizado al amparo de la política cultural del gobierno de la República que encabeza la Secretaría de Cultura, que tiene bajo su resguardo cerca de 200 mil vestigios arqueológicos, una de las colecciones más importantes del mundo.

En su turno, la titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, dijo que el hallazgo que vamos a presentar hoy es un nuevo acercamiento al esplendor de la ciudad prehispánica de Tenochtitlán, gracias al trabajo de los investigadores del INAH.

Explicó que el templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, dios mexica del viento, es un edificio circular (cuyo diámetro mayor es de 18 metros) que mira de frente al Templo Mayor. A unos cuantos metros se encontró parte de la cancha del juego de pelota, el juego de los dioses, que presentaba una orientación general oriente-poniente y quedaba alineado con el adoratorio de Huitzilopochtli, dios de la guerra, en el Templo Mayor. Es un orgullo informarles de este hallazgo.

En su turno, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma dijo que een 2018 se cumplirán 40 años del PAU, que se inició en 1978 cuando se descubrió el monolito de la diosa lunar Coyolxauhqui. Se trata de un programa que abarca siete cuadras del Centro Histórico “con la idea de ir rescatando vestigios arqueológicos en las distintas obras que se fueran dando, ya sea en una calle, en una ampliación o en un predio.

Gracias a eso se ha podido recuperar una enorme cantidad de vestigios, restos, arquitectura y ofrendas, pero además los datos que eso conlleva. Todo ello ha permitido tener un nuevo rostro del mexica, por la abundancia de la información y el mejoramiento de las tecnologías. Hoy estamos convocados para ver los hallazgos que han ocurrido atrás de la Catedral.

El arqueólogo aclaró a algunos reporteros que si bien en 2009 se detectó el templo circular, hallazgo que se anunció en 2010 (como reportó La Jornada en su edición del 22 de febrero de ese año), la información se va ampliando, van saliendo más vestigios que hay que ir conservando. Vamos poco a poco, porque si se saca todo de golpe los vestigios se pueden resentir. Por eso, de repente sale el templo en 2009, pero venimos a verlo hasta 2017. El hallazgo de 2009 era un pedacito, ahora ya es el conjunto, con el juego de pelota.

En su boletín del 26 de enero de 2016 el INAH ya había informado que “en el mismo predio de la calle Guatemala, en el Centro Histórico de Ciudad de México, donde en 2010 se localizó el Templo de Ehécatl-Quetzalcóatl, deidad mexica del viento, arqueólogos detectaron restos del costado norte de la principal cancha de juego de pelota de la antigua Tenochtitlán.

“El descubrimiento, dado a conocer públicamente en la pasada Primera Mesa Redonda de Tenochtitlán, organizada por el INAH, fue registrado como parte de los trabajos de salvamento del Programa de Arqueología Urbana, con la coordinación del arqueólogo Raúl Barrera Rodríguez. Durante las excavaciones efectuadas en 2014, un equipo de especialistas –junto con la arqueóloga Lorena Vázquez Vallín, jefa de campo–, dejó al descubierto los vestigios de una plataforma orientada de este a oeste y cuya longitud aún se desconoce.

Dicha sección de la estructura prehispánica, que mide 9 metros de ancho y se encuentra a 6.45 metros al sur del Templo de Ehécatl, presenta tres etapas constructivas correspondientes a las fases V, VI y VII del Templo Mayor, y abarca el periodo comprendido entre 1481 y 1521. La fase VI, edificada hacia 1486-1502, es la mejor conservada.

Ayer, durante el recorrido, el arqueólogo Barrera volvió a informar también que bajo uno de los pisos de la escalinata norte del juego de pelota, los expertos encontraron una ofrenda única por sus características, respecto de otras localizadas en estructuras de Tenochtitlán, que formaban varios grupos de cervicales humanas (entre dos y seis vértebras en cada conjunto), de 31 personas (como adelantó La Jornada, 27/1/16).

El empresario Santoveña comentó que sobre los vestigios se encontraba una vecindad que se colapsó en 1985, y una farmacia homeopática que se tardó mucho en salirse del inmueble, porque no era fácil cambiarse.

Reconoció que al principio a él y a sus socios les causó sorpresa saber que en el predio había vestigios arqueológicos importantes, fue intenso, pero interesante. Antonio Farré es el arquitecto que diseñó el proyecto del inmueble que dejará libre el área donde está el templo en un patio, para hacer alrededor de unas 80 habitaciones, distribuidas en siete pisos. Desde algunas de las habitaciones se verá el templo. Habrá también una entrada independiente a la zona arqueológica.

El hotel deberá estar listo en un par de años. Todos los gastos de salvamento que ha realizado el INAH desde 2009 hasta la fecha han sido cubiertos por los empresarios hoteleros.

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