10 ventajas del frío que quizá no conocías

Qúo

Un escarabajo encontrado en 2007 dio a la ciencia una nueva clave para evitar que los tejidos se congelen cuando el termómetro marca niveles que hielan el aliento.

El bicho se llama Upis ceramboides y se mueve como si nada en Alaska, a temperaturas de -60 grados centígrados. Kent Walters y su equipo de investigadores de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, Estados Unidos, metieron al escarabajo en el laboratorio –se trata de una especie de las más raras– y encontraron que el insecto posee una sustancia llamada xylomannan, antes desconocida, que impide que muera de frío. Se trata de una molécula que actúa como anticongelante natural y es tan potente que le permite permanecer horas y horas a temperaturas siberianas; algo que los humanos no seríamos capaces de soportar porque, en cuanto las manos empiezan a entumirse, comienza la cuenta atrás.

Los vasos sanguíneos se hielan, lo que impide la circulación. En una hora, las extremidades estarán congeladas y el dolor será atroz. En este punto, nos quedan 30 minutos de vida.

Pero no todo en las malas temperaturas es malo, para demostrarlo te traemos 10 datos del lado bueno del frío:

1. Crioterapia: Y si bien el peligro para el ser humano comienza cuando la temperatura corporal baja a 35 grados centígrados, paradójicamente, ese mismo frío que nos deja helados también cura. La crioterapia es una de las técnicas médicas que más dan de qué hablar. Desde hace tiempo, la medicina también congela tejidos mediante nitrógeno líquido para tratar algunos tipos de tumores, como el de próstata. Las células tumorales se destruyen cuando se produce el deshielo, y además tiene la ventaja de que el paciente puede irse a casa el mismo día de la intervención. Y encima, además de curar, adelgaza; es lo último en tratamientos de estética.

2. Contra la grasa: El frío ha comenzado a desplazar la tradicional liposucción y el calor que se utilizaba hasta ahora para disolver la grasa. La criolipólisis tiene el sello de la Universidad de Harvard –la desarrollaron dos punteros de la dermatología, Dieter Manstein y Rox Anderson, este último, inventor también de la depilación láser. La liposucción sin bisturí se aplica de momento en la zona del abdomen, aunque ya se están realizando pruebas en muslos y cara. No necesita anestesia, puesto que la baja temperatura insensibiliza la piel y evita que se produzcan molestias. Además, no daña el tejido que rodea la grasa.

3. Frío descubrimiento: En el siglo XIX, el médico alemán Sebastian Kneipp descubrió que el cuerpo humano era capaz de resistir temperaturas de entre 115 y 165 grados bajo cero, así como el mecanismo por el que éstas tenían efectos terapéuticos, al experimentar con el uso del agua a distintas temperaturas y presiones como técnica médica que dio paso a la hidroterapia.

4. Cómo funciona: El frío produce vasoconstricción, lo que disminuye el flujo sanguíneo, y con ello puede reducirse la inflamación y la hemorragia. Con el tiempo, también se descubrió que tiene efectos anestésicos, y que puede reducir, incluso eliminar, el dolor durante varias horas.

5. Corazón congelado: La última aplicación consiste en bajar la temperatura de los pacientes que sufrieron un paro cardiorrespiratorio para mitigar las lesiones neurológicas que pudieran sufrir. Lo más importante en estos casos es actuar con rapidez. La temperatura del enfermo debe situarse contrarreloj entre 32 y 34 grados, para que la sangre que llegue al cerebro lo haga a bajas temperaturas, lo que reduce el consumo energético y frena la cadena de daños que se producen por la falta de suministro de oxígeno al cerebro y que propician un infarto.

6. Salvar bebés: La terapia con frío también se abre paso en las unidades de cuidados intensivos de neonatos. Hasta hace un año no había alternativa para evitar las secuelas neurológicas en los recién nacidos que sufrían falta de oxígeno durante el parto (la hipoxia afecta a uno de cada mil bebés y es responsable de 20% de los casos de parálisis cerebral). Varias investigaciones han demostrado que recurriendo a la hipotermia en neonatos puede reducirse entre 30% y 40% de las lesiones en áreas relacionadas con el desarrollo, y en algunos casos incluso salvarles la vida. En la investigación que hicieron en el Imperial College de Londres con 325 bebés se comprobó que los niños a los que se bajó la temperatura tenían tres veces más posibilidades de tener un escáner normal.

7. Para la industria del futbol: La hipotermia en cuidados intensivos es la última aplicación de algo tan cotidiano como el frío, que ya utilizaban los griegos para paliar el dolor y bajar la inflamación, y que hoy sigue empleándose con ese fin. Los médicos deportivos lo utilizan con las estrellas del futbol, aunque ahora el método se ha perfeccionado. La bolsa de hielo se aplica, cronómetro en mano, durante 10 minutos en la zona lesionada, se descansa otros 10 y después se aplica de nuevo durante el mismo tiempo. Descanso, y dos horas después se repite el procedimiento… y así durante las primeras 72 horas. Además, ahora el método de los griegos está avalado por el British Journal of Sports Medicine, editado por la Asociación Británica de Deporte y Medicina del Ejercicio.

8. Cómo influye en tu ánimo: Shen-Bo Zhong y Geoffrey Leonardelli, de la Universidad de Toronto, en Canadá, han demostrado que la soledad puede provocar un sentimiento físico de frialdad. Para probarlo, dividieron un conjunto de voluntarios en dos grupos. A los integrantes de uno les pidieron que recordaran una experiencia en la que se hubieran sentido excluidos, mientras que a los del otro grupo se les dijo que rememoraran momentos en los que se hubieran sentido integrados. Después les pidieron que hicieran una estimación sobre la temperatura del lugar en el que se encontraban. La percepción varió entre los 12 grados centígrados que predijeron algunos y 40 grados que estimaron otros.

¿Cómo es posible una diferencia tan grande si ambos ocupaban el mismo espacio? La respuesta está en el estado de ánimo; los participantes en la investigación que habían experimentado la soledad fueron los que pronosticaron temperaturas más bajas en la sala, mientras que quienes pensaron en situaciones en las que se sintieron integrados percibieron las más altas.

El estudio sugiere también que las bajas temperaturas pueden contribuir a la aparición de sentimientos de tristeza y aislamiento, de lo que los investigadores deducen que subir el termostato en lugares de trabajo o en viviendas puede ser la mejor forma de promover la interacción entre las personas que los ocupan y habitan.

9. Cuánta grasa tienes: Lógicamente, en la percepción del frío intervienen otros factores que están en la mente de todos, como la grasa. Es un fantástico protector térmico; sobre todo, si además de estar gordito no se es muy alto. Cuanto menor sea la superficie que esté en contacto con el aire o el agua, menos energía puede escapar al exterior (el organismo pierde la mitad del calor a través de su superficie, por irradiación). Ésa es la razón de que los esquimales sean bajitos y rechonchos, mientras que muchos pueblos africanos son altos y delgados; los antropólogos llaman “regla de Bergmann” a esta característica.

10. Guerra de sexos: El cuerpo humano tiende a mantener una temperatura constante de 37 grados centígrados y lo hace mediante un termostato reflejo, con sede en el hipotálamo, que funciona constantemente y se activa en cuanto la temperatura ambiente supera los 27 grados o baja de 22. Curiosamente, el cuerpo femenino guarda mejor el calor y es más rápido que el masculino a la hora de detectar el bajón térmico. Una chica dice “tengo frío” y el hombre no tiene esa sensación. ¿Por qué? No tiene nada que ver con la menstruación, como dice un mito, pero sí con la hormona sexual femenina, los estrógenos. En cuanto el cuerpo detecta el frío, éstos modifican la circulación sanguínea para mantener el calor de los órganos vitales. Por este motivo, una vez que han pasado la menopausia, las mujeres lo perciben menos.

Esto no quiere decir que la naturaleza haya dejado desprotegidos a los hombres. Al contrario, los ha dotado de otro mecanismo, más lento pero igual de eficaz, para mantener el calor: una mayor masa muscular. Disponer de menos grasa y de más músculo les proporciona mayor actividad metabólica, de manera que en cuanto se mueven recuperan la temperatura con facilidad. Cuestión de sexos.