Rinden homenaje a Ignacio Padilla en Bellas Artes a un año de su fallecimiento

La Jornada

CDMX..- La lectura de varios cuentos del escritor Ignacio Padilla (1968-2016) ayer, en la sala Ponce del Palacio de Bellas Artes, fue la primera de tres actividades organizadas por distintas instituciones a un año de la trágica muerte del llamado físico cuéntico a causa de un accidente automovilístico.

El viernes 25 se le rendirá homenaje dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con una mesa organizada con la Universidad de Salamanca, donde se doctoró, mientras el sábado 26 se presentará su libro póstumo, Última escala en ninguna parte (Fondo de Cultura Económica), en el Centro Cultural Bella Época.

Justo al año del fallecimiento de Padilla, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), por conducto de la Coordinación Nacional de Literatura, lo recordó con una lectura de cuentos tomados de sus libros más recientes: Inéditos y extraviados y Las fauces del abismo. La sesión estuvo a cargo de los actores Raquel Garza y Arturo del Ángel.

Presentación de libro póstumo

Entre el público reunido en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes se encontraban los padres de Padilla, Carmen y Francisco, así como su amigo el escritor Jorge Volpi, con quien formó la Generación del Crack, y tras su fallecimiento es el albacea de su obra por decisión de la familia de Padilla.

Según Mauricio Montiel, coordinador nacional de Literatura del INBA, Nacho es uno de los autores mexicanos más vivos que tenemos actualmente. El también escritor mantuvo una cercana amistad con Padilla, a raíz de que éste le reseñó un libro para un suplemento cultural a principios de los años 90 del siglo pasado.

Entrevistado, Montiel se refirió a la prosa de Nacho como una de las más decantadas que conozco en la literatura mexicana contemporánea, no sólo de mi generación. Dijo que uno de los mayores triunfos de la obra del homenajeado es su creciente interés por “el buen manejo del castellano, que fue puliendo, trabajo con el lenguaje que por desgracia muchos colegas olvidan en aras de un español, lo llamo más pasteurizado, menos denso, menos rico.

“Y Nacho, cervantino de corazón como era, pues apostaba mucho por ese trabajo con el lenguaje, con el castellano. Para mí allí es donde se puede ver más la evolución de Nacho como escritor. Por otro lado, nunca perdió su interés por la literatura de fantasía, de aventuras. Fue uno de sus faros primordiales en su obra; eso se nota especialmente en un proyecto que me parece maravilloso, la micropedia, esos pequeños tomos de cuentos signados por ciertos temas que empezó a publicar ya entrado el siglo XXI en la editorial Páginas de Espuma en España.”

Respecto de los trabajos que Padilla dejó pendientes, Jorge Volpi, su amigo desde la preparatoria, dijo preparar, sobre todo, su obra maestra: “Nacho siempre imaginó un conjunto de cuentos suyos, que llamaba micropedia, en cuatro volúmenes. De esos se publicó buena parte, pero no todo; preparamos para 2018 la edición conjunta”. Quedan algunos textos más que se revisan para una posible publicación.

En cuanto a Última escala a ninguna parte, que Padilla alcanzó a entregar a su editora Socorro Venegas, Volpi lo consideró uno de sus mejores cuentos para niños y jóvenes, género al que daba la misma relevancia que a su literatura para adultos.

El coordinador de Difusión Cultural de la UNAM continuó: Es una metáfora que tiene que ver con cualquier decisión de vida que uno toma y luego cómo es difícil salir de ella. En el caso específico de Nacho es un libro con un buen componente autobiográfico. Es una reflexión sobre la vida literaria.