PRI Aguascalientes: la década perdida

Gilberto Valadez

Aguascalientes, Ags.- Convertido  en la primera fuerza política del estado en 2010, al PRI Aguascalientes le tomó menos de una década pulverizar el dominio que llegó a tener en el estado. En medio de escándalos y soberbia.

Además de imposiciones desde palacio de gobierno, divisiones internas, renuncias de militantes y mala elección de candidatos han llevado a la baja del tricolor en las preferencias electorales, pues incluso en las pasadas votaciones cayó hasta el cuarto lugar en municipios como el de la capital.

En este compendio, resalta el pobre desempeño de los diferentes presidentes del comité estatal que lo mismo han protagonizado controversias en redes sociales, que hasta ser noticia por no pasar el alcoholímetro y hasta ser señalados por supuestos malos manejos en las finanzas.

El principio del fin

Tras dos sexenios como oposición, el PRI Aguascalientes retomó el primer puesto como fuerza política tras ganar la elección por la gubernatura de 2010 de la mano de Carlos Lozano, un ex senador y ex dirigente estatal del partido.

Una vez reinstalado en el poder, el PRI de Aguascalientes demostró que no había aprendido la lección y fue cuando Lozano se acostumbró a designar desde su despacho a quien ocuparía la presidencia del partido.

El primer beneficiado fue José Guadalupe Ortega quien en marzo de 2011, como candidato único fue elegido al frente del comité estatal, inicialmente para cumplir un periodo de cuatro años en la dirigencia. Ortega incluso fue cobijado en un desayuno rueda de prensa, en un conocido restaurante del barrio de El Encino, al que acudieron ex dirigentes del partido y el propio gobernador priista.

No obstante, el nuevo líder tricolor empezó a entrar en varias controversias. Para los primeros días del año electoral de 2013 acusó supuestos desvíos de recursos de la delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) a favor de Antonio Martín del Campo, entonces precandidato del PAN por la alcaldía de Aguascalientes.

Pero en lo interno, la supuesta unidad de priistas hacia su dirigente quedó en duda. El 12 de marzo de 2013, durante la presentación de sus cartas para diputaciones y alcaldías locales en un hotel del centro de la ciudad, un grupo de militantes protestó a las afueras del recinto acusando la imposición de dinosaurios y hasta demandó la renuncia del dirigente con gritos de “Fuera Lupe Ortega”.

Las inconformidades siguieron y para el 28 de mayo integrantes de la Asociación de Militares Retirados anunciaron su renuncia al PRI y su apoyo hacia el panista Antonio Martín del Campo, ello no amainó el optimismo en el tricolor, pues incluso antes de las votaciones el propio Ortega hablaba de un carro completo en las once alcaldías.

Más inconformidades hubo con la designación de Francisco Chávez Rangel, entonces director del Instituto de Educación de Aguascalientes, como el candidato a la alcaldía de la capital, dejando en el camino a priistas de trayectoria como Oscar López Velarde y Enrique Rangel.

La realidad le explotó al PRI luego que el panista Antonio Martín del Campo finalmente ganaría la alcaldía de Aguascalientes, tras vencer a Chávez Rangel, delfín de Carlos Lozano. El PRI apenas lograría el triunfo en alcaldías como San Francisco de los Romo y Tepezalá, aunque se mantuvo como primera fuerza en el Congreso.

Sin embargo, las inconformidades se generaron al interior del partido y pronto comenzaron las versiones de un relevo en la dirigencia. Para el 14 de julio de 2014, el delegado del comité nacional, José Manuel García García, tuvo que desmentir cualquier relevo en el partido y aseguró que Ortega cumpliría con su encargo de cuatro años.

Pero sólo unos meses después, el 26 de agosto de ese año, se anunció la renuncia de Guadalupe Ortega justificándose con“motivos personales”. En su lugar, se nombró a Francisco Guel Saldívar, quien previamente había sido coordinador jurídico en la Secretaría de Gobierno y después, a comienzos de 2013, pasó a ocupar la secretaría general del Revolucionario Institucional.

El bus del gober..

Tras el descalabro en las elecciones locales, el PRI Aguascalientes se preparó para las votaciones por los tres distritos federales del 2015.  Francisco Guel se ufanaba: “por más que quieran decir los del frente que estamos mal, sólo les voy a recordar que en Aguascalientes la mayoría del Congreso, la mayoría de la ciudadanía cree en el PRI”.

Pero las críticas surgieron desde el interior del partido.

En marzo de ese año, el ex gobernador priista Otto Granados Roldán brindó un comentario editorial en un noticiario radiofónico local, donde advertía una posible derrota del PRI para las elecciones de ese año. A la polémica respondió Lourdes Dávila, secretaria general del partido, quien dijo respetar a Granados, “pero está equivocado. El PRI no va  a perder”.

El tiempo le dio la razón a Granados y para las votaciones, el PAN venció al PRI en los dos distritos urbanos, pero al menos el tricolor rescataba el primer distrito con la victoria de Gregorio Zamarripa. No obstante, la elección fue impugnada luego que el mismo Carlos Lozano usó transporte del gobierno para acudir a centros de votación, acompañado por su gabinete. Una costumbre en los viejos del PRI como partido único, pero inadmisible en la época actual.

Para el 4 de agosto de ese año, la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó anular y repetir los comicios para finales de año.

Sin embargo, Guel Saldívar no llegaría a la elección extraordinaria. El 8 de noviembre de 2015, fue detenido cuando conducía en esta de ebriedad al norte de la ciudad, luego de no aprobar la evaluación correspondiente de los agentes de tránsito y siendo llevado a los separos de la policía municipal donde quedaría libre después de pagar una fianza de al menos tres mil pesos.

En medio del escándalo que llegó a ser noticia nacional, a las pocas horas el descendiente de la reconocida familia priista presentó su renuncia como dirigente estatal, “con el ánimo de no perjudicar el trabajo político y partidista de nuestro estado”.

El 6 de diciembre de ese año se realizó la elección extraordinaria en el primer distrito federal y donde el PRI terminó de redondear su fracaso electoral del 2015, después de ser derrotado por el PAN.

La “profesora”….

Tras la polémica renuncia de Francisco Guel, el 9 de diciembre de 2015 asumió las riendas Norma Esparza Herrera, también gente de confianza de Carlos Lozano, pues incluso fue su suplente cuando este último dejó su cargo en el Senado para contender y asumir la gubernatura de Aguascalientes.

Le tocaría a Esparza definir los aspirantes del PRI para las elecciones estatales de 2016, comenzando por Lorena Martínez como abanderada por la gubernatura y quien no era de las preferencias de Lozano. El 20 de enero de 2016, la nueva dirigente estatal garantizó que el PRI retendría la gubernatura.

Le tocaría a Esparza afrontar el mayor descalabro desde que el PRI recuperó la gubernatura. En las elecciones de 2016, el PAN les arrebató la gubernatura y se convirtió en la primera fuerza en el Congreso. Martín Orozco, abanderado del PAN, se impuso oficialmente con el 43 por ciento de los votos. El PRI ganó en coalición alcaldías como Rincón de Romos y El Llano, pero solamente lo pudo hacer con candidato propio en San Francisco de los Romo.

Ni Lorena Martínez, ni tampoco la dirigencia aceptaron los resultados, anunciando cada quien por su lado impugnación en tribunales, Martínez se quejó de una supuesta intromisión del alto clero católico, mientras que Esparza argumentó que no se había contabilizado el 17 por ciento de las actas.

Al final, los tribunales electorales reconocieron una intromisión del clero, pero al final validaron la victoria de Orozco el 19 de octubre de ese año. Para el 1 de diciembre, el panista tomó protesta como gobernador del estado. En una ceremonia a la que no acudió Carlos Lozano.

La polémica no abandonó a Esparza que también quedó en evidencia cuando el 24 de marzo de 2016, el portal metropolitanoags dio a conocer que la dirigente priista se había ostentado como profesora, cuando en realidad tenía título de técnico bibliotecario. Inclusive había firmado documentos oficiales en su paso como diputada, adjudicándose el citado título de maestra.

Para mediados de febrero de 2017, Norma Esparza se enfrascó en una controversia en la red social Facebook, intercambiando ataques personales con Mario Luis Ramos Rocha, ex jefe de prensa del partido.

El 18 de mayo del 2017 www.elclarinete.com.mx publicó un audio donde un entonces militante del PRI, Teo Núñez reconoce que la lideresa del PRI mandó golpear a un reportero por escribir notas negativas contra ella. Pese a denuncias interpuestas por ambos lados ante autoridades competentes no sucedió nada.

El 26 de agosto de 2017, Norma Esparza finalmente dejó la presidencia estatal del PRI, ahora convertido en partido de oposición.

Los olvidados…

Al mismo tiempo, en esta década perdida han proliferado las renuncias de militantes que prefirieron hacerse a un lado. El 30 de septiembre de 2015 abandonó el partido Gabriel Arellano, quien recuperó la alcaldía de Aguascalientes para el PRI en las elecciones intermedias de 2008; el ex diputado Enrique Rangel hizo lo propio a comienzos de 2018, al igual que Jorge Galarza, quien había sido presidente del Instituto Jesús Reyes Heroles.

Más recientemente Adrián Ventura, ex alcalde interino de Aguascalientes en 2010, presentó su baja en agosto del año pasado y un mes después le secundó Mario Guevara, ex legislador y delegado del Infonavit.

Dudas en las finanzas

Ex diputado local, Enrique Juárez Ramírez asumió la presidencia estatal del PRI en agosto de 2017, convirtiéndose en el décimo dirigente local en los últimos quince años.

De entrada, el nuevo líder tricolor tuvo que remar contracorriente debido a la reducción de las prerrogativas. El 24 de abril de 2018, Juárez admitió que el partido arrastra deudas de al menos tres años de antigüedad, y que el 50 por ciento de sus prerrogativas eran para el pago de multas.

En cuanto a resultados electorales, la racha de derrotas priistas se han mantenido con Juárez Ramírez. En las elecciones federales del 2018, el PRI no pudo ganar ninguno de los tres distritos federales, entre los fracasos figuró el de José Carlos Lozano Rivera, hijo del ex gobernador Lozano, quien falló en su intento por llegar a una diputación federal.

Pero lo más sorpresivo fue la derrota de Lorena Martínez, quien cayó al tercer lugar en las votaciones para el Senado, y no pudo mantener la posición del partido en la Cámara Alta. Martínez anunció poco después su retiro de la política.

El último traspié al momento fue en las pasadas votaciones del 2 de junio, el PRI pudo mantener la alcaldía de San Francisco de los Romo, pero en otros municipios descendió al tercero y cayó hasta el cuarto lugar en las elecciones por la ciudad de Aguascalientes.

Un día después de las elecciones, Netzahualcóyotl Ventura, quien había sido el candidato por la alcaldía de la capital, demandó la renuncia de Enrique Juárez, “por una mala dirección y porque no hay rumbo en su dirigencia”.

De paso, Ventura dio a conocer una supuesta falta de claridad en los manejos financieros del comité directivo estatal del PRI y exigió una auditoría a las finanzas del partido.

Juárez se tomó su tiempo para responder y lo hizo un par de días, confirmando que habría una auditoría como lo marca la ley y pidió a Ventura no atraer los reflectores. “No basta con gritar de manera irresponsable y protagonista”.

Cuando se le preguntó al dirigente si renunciaría al partido, no lo descartó: “si lo mejor para el partido es que Enrique Juárez se vaya, se irá”.