Movilidad, plagio y nuevas ocurrencias

Desde mi balcón

 

Jorge Arturo Ferreira Garnica

Proyecto de movilidad en López Mateos:

Aguascalientes, Ags.- Cuando llegué a esta hospitalaria y bella ciudad la única avenida amplia y con camellón central y laterales era La Alameda y su prolongación que llegaba hasta el Balneario del Ojo Caliente, y llevaba el nombre de Calzada Arellano. Otra vialidad amplia pero no tanto, era y es la Avenida Francisco I Madero. Todas las demás arterias del viejo Aguascalientes hasta la fecha se denominan calles. La Avenida Adolfo López Mateos no existía. En su lugar corría un arroyo y el cruce del mismo para continuar por las calles de Josefa Ortiz de Domínguez, 16 de septiembre, Díaz de León, Colón José María Chávez, Galeana, Guerrero y Matamoros, se hacía por improvisados puentes de madera, que salvo en el caso de la Díaz de León y Colón, en virtud de que entre estas dos se encontraba el Mercadito Calera, que estaba asentado sobre el cauce del arroyo en pilotes de madera; de madera también eran los materiales con que estaba hecha toda la estructura de este centro de abastecimiento alimenticio popular, que al trazar e iniciar la construcción de la Avenida L. Mateos, fue ubicado en los bajos del edificio de departamentos que el gobierno del estado construyó para sus trabajadores, haya por los años sesenta, justo donde ahora están las oficinas del ISSSSPEA. Y luego lo desaparecieron.

Recuerdo aquellas incursiones a los corrales del Rastro Municipal, donde se solía echar la capa cuando llegaba ganado bravo, aunque ya toreado, e incluso reses de media casta, como se le dice al cruce de ganado bravo con manso y viceversa. Aguascalientes desde siempre ha tenido fama de ser tierra de toreros y de ganaderías de toros bravos. Echar la capa en los corrales del rastro, era parte del entrenamiento de quienes aspiraban a ser novilleros. Recuerdo que a mediados de la década de los cincuentas un viejo semental, creo que de la ganadería de la Punta, le dio una cornada al hermano de un gran amigo mío; me refiero a Alberto Foullón Atilano y a su hermano Alejandro que desafortunadamente por la gravedad de la cornada, la cual fue en la laringe, donde incluso había un bagazo de naranja que minutos antes había comido, sólo alcanzó a llegar hasta la puerta principal del rastro donde se desplomó ya sin vida. Esta tragedia no fue óbice para que a todos aquellos muchachos que nos había dado “el mal de montera”, siguiéramos incursionando a los en aquél entonces famosos corrales del rastro.

Para llegar a los aludidos corrales era menester cruzar el arroyo por un improvisado paso de tablones, cuando no llevaba una corriente de consideración. En temporada de lluvias había que rodear, lo que significaba caminar más. Todo esto dio paso a la modernidad de los sesentas cuando se estrenó la Avenida ALM, la cual no tenía el angosto camellón de ahora. En sus inicios circulaban diez o veinte autos CADA hora, o quizá menos, y los vecinos se sentaban en el frente de lo que les dejaron de casa, y se entretenían contando cuántos coches pasaban.

Ahora quien está al frente del gobierno estatal nos quiere sorprender con una ocurrencia más, a la que le dio un nombre ad hoc, en consonancia con su recién aprobado engendro, es decir, la Ley de Movilidad. El proyecto de marras se llama Proyecto de Movilidad Integral que se fusilaron del Plan Integral DE Movilidad Urbana, Estudios de Factibilidad y Proyectos Ejecutivos, encargado y por el gobierno anterior a la empresa española IDOM. Plan que según el titular de la SEGUOT y el propio Martíni Orozco calificaron de robo en despoblado, por el elevado costo según su visión de cuenta chiles. El Proyecto mencionado fue realizado como ya cité por la empresa española de clase mundial IDOM especializada en consultoría y otros ramos diversos como el de la movilidad. El proyecto tuvo un costo según algunas versiones de más de veinte millones de pesos; y estaba enfocado a la movilidad de la zona metropolitana integrada por los municipios de Aguascalientes, Jesús María y San Francisco de los Romo cuya concentración poblacional es de poco más de un millón de habitantes, la cual constituye el más importante nodo de actividad económica, dentro de los cuales destacan la industria automotriz, la manufactura, el comercio y otros más. El proyecto fue conocido como Plan Integral de Movilidad Conurbada Sustentable, PIMUS. En el proyecto cobra especial relevancia la movilidad de ciudadanos en el contexto del área metropolitana con las poblaciones aledañas. Estamos hablando de cientos o quizá miles de personas que diariamente se movilizan en el radio de acción que esta dinámica zona que por sus propias características económicas demanda. La magnitud del proyecto PIMUS tenía alcances poco usuales para una región provinciana como nuestra entidad, pero en particular para mentes de corta visión como las de la actual administración estatal, comenzando por el ejecutivo, quien de voz propia fue quien lo calificó como “un robo en despoblado”.

No me queda ninguna duda que esta administración estatal no alcanza a ver más allá de su propia nariz. Con una declaración así, lo único que demuestra quien se supone nos debe gobernar, no es otra cosa que la tacañería derivada de su propia profesión de contador público, tan cuadrada como los dados del cubilete, aunque sin generalizar a todo el gremio por supuesto. Este señor que despacha en lo que en un tiempo fue casa del Marquesado de los Rincón Gallardo, en su fuero interno y por lo que sé de él, quisiera que todo le fuese regalado. Son de esos “neopolíticos” que no reconocen el talento y la creatividad como frutos de la inteligencia. Y si no lo reconocen, pues menos lo pagan. Mentes liliputenses sin duda ni discusión alguna. Según él y de voz propia, declaró que a ellos no les había costado ni un millón de pesos el presunto plagio, pero olvidan que el proyecto plagiado ya había sido pagado, de tal suerte, que ese millón que les costó el fusil, como buen contador que se supone que es, debería sumarlo a los veintitantos millones del costo original, más lo que se acumule. Y todavía falta cuánto habrá de costar toda la infraestructura, y el transporte ad hoc que requerirá. En el fondo de esta premura para llevar a cabo este absurdo parche en la López Mateos, algo huele mal y no es el drenaje. ¿Por qué tanta prisa? ¿A quién tiene que pagar qué, cuánto y por qué? ¿Y con cuánto lo habrán de salpicar?

El proyecto que ahora intentan realizar, es el mismo que la administración del Lozano de la Torre pagó para hacerlo realidad en la zona conurbada ya mencionada, y que tanto presumen el secretario de la SGUOT Armando Roque Cruz y el propio Martíni Orozco Sandoval, haciendo énfasis que ese proyecto ejecutivo con estudios de factibilidad les había servido como base para el que ahora pretenden realizar en la avenida López Mateos, y que a ellos no les había costado ni siquiera un millón de pesos. Me pregunto si la empresa española supiera que tomaron su trabajo como base para otro proyecto, qué haría. De entrada, aunque lo haya pagado la anterior administración, según lo dicho por el actual gobernador, parece un plagio, y hasta con confesión pública del descarado fusil.

A que ocurrente es el señor gobernador, que ahora quiere adecuar un plan de movilidad proyectado para una zona conurbada con un flujo de personas que sin duda pueden sumar miles de desplazamientos diarios, a un área urbana en el corazón de la ciudad que es la Adolfo López Mateos. Dentro del actual proyecto se pretende recortar las banquetas de esta avenida a la mitad, disque para abrir otro carril y ampliar el camellón central que según su versión medirá poco más de dos metros, para ubicar los paraderos de los autobuses urbanos en algunos puntos, Orozco dixit, lo cual no estaría mal siempre y cuando dicha avenida no tuviese en su trazo, tres pasos a desnivel que impedirán la continuidad del flujo del transporte según lo plantean en su proyecto. Por eso mismo hablan de que todo dependerá de los propios estudios que lleven a cabo las propias autoridades estatales para determinar “en dónde podrá existir este camellón” (sic).

Esto que ya están cacareando como todo un señor proyecto, según él dueño de las calabazas y sus achichincles, en realidad no tiene ni pies ni cabeza, y si le agregamos que no tiene el más mínimo estudio viabilidad y de movilidad, que arrojen resultados positivos para su implementación y puedan cuantificar el número de beneficiarios que diariamente habrán hacer uso de este servicio. Sin dejar de mencionar que el proyecto original era un proyecto sustentable. No sé si nuestro gobernador sabrá con que se come eso, pero le diré que es un adjetivo que califica aquello que se quiere sustentar o defender con razones, según lo define la Real Academia de la Lengua Española, y sustentar según la misma RAE., es un verbo transitivo que denota proveer a alguien del alimento necesario, pero también conservar algo en su ser o estado o sostener algo para que no se caiga. La pregunta obligada es: ¿Si el proyecto fusilado y disque adaptado por los genios de la SEGUOT, conservó la parte sustentable? La pregunta viene al caso porque en esta modernidad que hoy vivimos, todo proyecto urbano debe de ser un proyecto sustentable, sobre todo en lo relativo a la conservación de los espacios verdes, el paisaje urbano, la estética y la armonía arquitectónica y más. De lo contrario volverá a suceder lo mismo que hicieron con los árboles allá en el norte de la ciudad, donde el ejecutivo estatal incendió la pradera con su autoritarismo para edificar un paso a desnivel sacrificando medio centenar de árboles cuyas edades sumaban más de doscientos cincuenta años en conjunto. ¿Volverá a repetirse ese acto impositivo y autoritario en la Avenida López Mateos? Entonces y con toda seguridad mis nietos preguntarán: ¿Y los árboles abuelito? Y mi respuesta será: Los masacraron esos que se sienten dueños de Aguascalientes, hijo.

En la Ciudad de León y en Irapuato en el vecino estado de Guanajuato, así como en la ciudad capital de Querétaro ya existen, dese años atrás, este tipo de servicios, pero las avenidas donde implementaron ese servicio son de mayor amplitud, por lo que no hubo necesidad de recortar banquetas ni asesinar árboles, que parece ser la verdadera vocación de Martini Orozco: “la de talador urbano”. Amén que ni siquiera es un proyecto original, sino un burdo parche mal pegado que, a chaleco, se quiere imponer en una vieja avenida sin capacidad estructural y urbanística para ello. De nuevo me pregunto ¿por qué tienen que hacer sus obras de relumbrón en algo cuyo diseño en su momento fue no sólo un buen proyecto, sino una obra de utilidad colectiva que sigue funcionando bien y que, a toda costa quieren acabar con ella con sus estultas ocurrencias, en aras de una supuesta modernidad y al amparo de una controvertida ley de movilidad? Aquí cabe otra pregunta: ¿Qué será de mayor importancia: comunicar la zona conurbada para seguir estimulando y creando las condiciones para que la economía regional se potencialice, o una caprichosa obra de relumbrón con un fondo oscuro y sospechoso, que no generará un beneficio económico como el de la zona metropitana?

Y a manera de colofón sólo me resta agregar que el anterior proyecto, sí, el del presunto plagio por nuestros genios de la administración pública, la empresa IDOM lo presentó inicialmente como Bus Rapid Transit (BRIT), el cual los genios del SEGUOT locales lo comparan con el Metrobús de la ciudad de México en tono sardónico y mordaz, señalando la paja en el ojo ajeno sin ver la viga en el propio. Y según el coordinador general de movilidad del gobierno estatal un señor de nombre Gustavo Gutiérrez de la Torre adelantó que su proyecto mejorará el transporte público local, y que el proyecto propio se llamará Bus High Service (BHS). Ni originalidad para buscar un adecuado nombre a este remedo de proyecto, y si casi igual al anterior. ¿Me pegunto en qué y cómo será mejor el transporte local, sí a la fecha no han podido controlar ni a taxistas ni al transporte urbano, englobados tanto concesionarios como choferes?

Lo que queda claro de todo este galimatías sustentado de “pe a pa”, en la muy cacareada ley de movilidad urbana, y en un descarado plagio, es, esta extraña relación amor odio de Martini Orozco y sus muchachos a todo lo que huela a Carlos Lozano de la Torre, que lo acusan de todo, distrayendo la atención de su incapacidad para realizar un buen ejercicio de gobierno. Es una auténtica simbiosis. Desde que inició el gobierno de MOS, todo ha girado en acusaciones mediáticas por supuestos malos manejos de los recursos públicos de su antecesor. A la fecha, es decir, a un año y siete meses de haber llegado al palacio de gobierno, no ha existido una acusación fundada y motivada de los supuestos latrocinios de su amado y odiado antecesor o de alguno de sus colaboradores para abrirles un juicio formal a los susodichos y encarcelarlos. Es insólito como teniendo a su disposición tantos abogados no hayan podido armar una acusación bien fundamentada. Pura llamarada de petate.