Leones de cartón

 

Mauricio Navarro

Aguascalientes, Ags.- Llevamos ya algunas semanas, desde aquel 19 de septiembre, en que los partidos políticos se han convertido en un punto de debate. Su financiamiento, las alianzas, los independientes disfrazados, entre otros componentes que han demostrado que el problema no está precisamente en los partidos, sino en quienes cohabitan en ellos.

El hábitat de quienes están inmersos en las instituciones políticas, tiene que ver con la mismísima selva. Algunos se asumen como leones, afilan sus dientes, se pasean con vestimentas que les gusta lucir, como un a un león su cabellera; son salvajes y pretenden ser dominantes.

Pierden el sentido de liderazgo y se asumen como reyes de un pequeño espacio de poder político. Hago esta analogía solamente de quienes encabezan una organización de este tipo, pero en los partidos políticos cada quien asume un rol que hace “funcionar” la maquinaria y se justifica bajo el nombre de “institucional”.

Los leoncitos de esa selva, nos quieren hacer creer que son corderos. Aunque el financiamiento público sea entregado para apoyo a damnificados, aún no nos queda claro si con las aportaciones de los militantes, un partido político es capaz de sobrevivir, simplemente porque esas cuotas no están expuestas para todos.

No hay transparencia. Aunado a ello, los esquemas de “apoyo” partidista desde los gobiernos no son un gesto de amabilidad o lealtad, son todo un caso de corrupción. En fin, entregar el financiamiento público, creo, además de ser una medida completamente popular, aunque no eficaz, promueve mecanismos de corrupción desde la administración pública y aumenta la posibilidad de pagar campañas desde las filas de la delincuencia.

Al país no le hacen daño los partidos políticos, le hacen daño sus militantes. Esos militantes que abusan del poder, que se hacen mártires por cuenta propia, los que cambian de ideología de acuerdo a sus intereses económicos, muchos militantes que se convierten en depredadores sin darse cuenta que también son carnada.

El país requiere de partidos políticos reales. Instituciones representativas de los sectores sociales y económicos que lleguen al poder, lo mantengan y sobre todo que sepan ejercerlo. Aunque parece imposible, los partidos políticos tienen la oportunidad de cambiar, pero antes hay que cambiarles el contexto, es decir, las reglas del juego.

Y en este sentido no me refiero al financiamiento como una regla, eso para ellos es un instrumento, no una limitante.

Las reglas del juego requieren cambio de modelo político, en el que se incluya representación ciudadana en la toma de decisiones, la transparencia como un modo de hacer política, permitir y regular la negociación en un sistema de pesos y contrapesos que exija resultados. La política es, sin duda, una de las profesiones más nobles, tan noble que cualquier perverso puede ejercerla.

Cuando esta perversidad en los partidos políticos se convierte en un hábito, es posible que cedan solo cuando encuentran un reflejo similar, se ven amenazados ante su imagen en semejanza. Es una lástima que en Aguascalientes se vivan situaciones que comprueban este comportamiento. Ningún poder del Estado puede ser rehén de intereses ajenos a la vida pública, al interés general, pues cuando esto sucede se da una muestra de la vulnerabilidad más grande, la ausencia de control y con ello se da la entrega involuntaria del poder.

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