En Sudáfrica crean bioladrillos a base de… orina

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Sudáfrica.- La ecorevolución busca presentar alternativas amigables con el medio ambiente en casi todos los sectores, incluyendo el de la construcción. De esa idea, más o menos, parten los bioladrillos, que han sido catalogados como “ladrillos de oro líquido” por su peculiar forma de fabricación: a partir de la orina humana. Y aunque suene algo descabellado, los investigadores vislumbran que tendrán un impacto positivo a futuro.

A temperatura ambiente

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, liderados por la investigadora Suzanne Lambert, fueron los responsables de crearlos. Su proceso de producción es muy parecido al que moldea las conchas de mar, ya que se usan granos de arena y bacterias para formar la enzima ureasa, que termina por descomponer la orina para luego producir carbonato de calcio, un compuesto químico que permite moldear la arena para diseñar el bloque.

Hay una gran diferencia entre la elaboración de un ladrillo tradicional y un bioladrillo. Para el primero se requieren temperaturas de hasta 1.400 °C, aproximadamente, mientras que los últimos se crean a temperatura ambiente.

Y esa precisamente es la parte “green” de todo el proceso, pues al momento de realizar un ladrillo convencional se emiten grandes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, mientras que con los bioladrillos no. Y aunque no lo parezca, de hecho, son muy resistentes, además de que generan nitrógeno y potasio, componentes que se usan para producir fertilizantes comerciales.

Aprovechando los residuos

Una serie de urinales diseñados especialmente para la recolección de orina fueron dispuestos en el edificio de ingeniería de la universidad sudafricana.

Dyllon Randall, profesor de ingeniería de calidad de las aguas de la Universidad de Ciudad del Cabo y uno de los supervisores del proyecto, precisó que este es un claro ejemplo de cómo pueden tomarse cosas que se consideran residuos para transformarlas en otros materiales: “puedes usar el mismo proceso para cualquier cadena de desechos”. Solo es cuestión, tal y como enfatizó el experto, de replantearse las cosas.

Otra ventaja de los bioladrillos es que se pueden personalizar de acuerdo a las necesidades de cada cliente. Si alguno necesita un ladrillo más resistente, por ejemplo, tan solo basta alargar el tiempo de fabricación, con el objetivo de que las bacterias crezcan y se obtenga un producto más resistente.

“La orina no huele”

Si bien es cierto que la invención de este material ayudaría a reducir los niveles de CO2 que diariamente se arroja a la atmósfera con la fabricación de un solo ladrillo (270 gramos aproximadamente), quizá haya que esperar un poco para su uso se vuelva masivo. Lambert, quien lideró el grupo de estudiantes, dijo a Gizmodo que espera que en un futuro la gente se abra más al concepto de los ladrillos de orina.

Ella calificó el proceso como “muy interesante” y aseguró que estas bacterias pueden ser usadas para muchas otras cosas, pero primero hay que “poner una idea en las mentes de las personas y enseñarles que los ladrillos no huelen”. Lo mejor de este material es que es muy barato, comparado con otros métodos de fabricación.

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