El mezquite: ¿blasón par de nuestro Escudo de Armas?

Desde mi balcón

Jorge Arturo Ferreira Garnica

Aguascalientes, Ags.- No tengo empacho para decir que tiempos pasados fueron mejores. Como ejemplo citaré cómo la administración municipal del ingeniero Carlos Macías Arellano implementó un programa de reforestación urbana. Tal suceso se dio entre 1969 y 1971. Quizá la especie arbórea no haya sido la idónea, ya que fueron laureles de la India. La plantación con árboles ya prendidos y de aproximadamente dos metros de altura, se realizó en la Avenida Francisco I Madero. Esta especie, como la nativa de la región que es el Mezquite, tardan muchos años en crecer y alcanzar una altura considerable. Ambas especies son de sombre generosa y fresca. Ambas tienen la característica de ser de raíz profunda y a la vez extendida y por ello es que en la zona urbana levantan el concreto de banquetas y del arroyo de las calles, aunque no siempre es así, sobre todo con el Mezquite.

Pasaron los días, los meses y los años, y esos árboles comenzaron a crecer y a lucir su espléndido y verde follaje. Claro que, en esa etapa de desarrollo, llegó el momento en que algunos de ellos tapaban las fachadas de ciertos negocios, particularmente en las tres primeras cuadras de la Avenida Madero. Por tal razón, algunos comerciantes de ese perímetro comenzaron a regarlos con gasolina, tiner y otros químicos; crimen que lograron consumar con la contemplación de las autoridades. Pero no como ahora que son las autoridades las que talan los árboles. Han sobrevivido quizá una veintena de esos laureles de la India, y aún no alcanzan su madurez.

Este ejemplo es muy ilustrativo para valorar una acción de gobierno pensada para el bienestar de la población, aunque hubiese sido selectiva, no así la de los comerciantes que a toda costa quitaron “el estorboso árbol” que no permitía ver sus fachadas o aparadores. Como ahora, primero el negocio y chin-chun-chan la flora. ¿Verdad que sí MOS? Por fortuna aún hay testimonio vivo de ese noble y ecológico acto de buen gobierno, más o menos veinte árboles sobrevivientes lo avalan.

Años después se realizó un gran negocio con otro improvisado plan de forestación citadina, creo que fue un político que en esos años era el Regente de la Ciudad de México a quien se le ocurrió la idea, y la concretó, no sólo en Aguascalientes sino vendiendo esos árboles en prácticamente en todo el país. Aquí sobreviven una gran cantidad de esos árboles cuya especie es, si no me equivoco, Alamillo Blanco, y están diseminados por las calles de Juan de Montoro, Hornedo, Primo verdad etc. Con la alternancia en la Presidencia de la República surgió otro inmoral negocio, éste, realizado por los entenados de Vicente Fox. Me refiero a todas esas palmas del desierto que desde entonces se han venido utilizando como ornato en parques, jardines, camellones e incluso banquetas, y cuyo costo en esos años fue carísimo. Parece que ahí inició la fortuna de los hijos de Martha Sahagún la esposa de Vicente Fox. Esta especie de palma sigue en auge, pero ignoro si todavía sea negocio de los pibes de Martita Sahagún.

Ahora el gobernador MOS, nos ha anunciado que plantará miles de árboles de Pirú brasileño. Aunque, los que ahora abundan en las ciudades mexicanas, particularmente en los márgenes de arroyos, presas, parques, ríos etc., son nativos del Perú, y que yo supongo, que por tal razón la vox populi lo llamó Pirú o Pirul. Esta especie fue traída a México por decreto del Virrey Antonio de Mendoza. Conforme el tema de la ecología fue abriéndose espacio en la opinión pública y cobrando conciencia en la población en general, ambientalistas orientados por biólogos, agrónomos y más, han logrado conocer que la mayoría, por no decir que todas las especies vegetales y animales que se han importado a nuestro país, han causado una gran cantidad de daños entre la flora y fauna nativas, desapareciendo especies completas, y poniendo en riesgo de desaparición a un incuantificable número de ellas.

Me parece que lo prudente, antes de importar más especies, es investigar si no son dañinas para nuestra diversidad biológica que es de importancia vital, para nosotros y para el mundo en general. No digo que el Pirú brasileño lo sea, pues ya di otros ejemplos de especies no nativas de México, que se han plantado para ornato de nuestras calles, casas y avenidas de Aguascalientes y de nuestro territorio nacional. Lo que me pregunto con mucha frecuencia es: ¿Por qué teniendo al Mezquite y al Huisache no lo hemos aprovechado en los espacios tanto habitacionales como recreativos, de la ciudad capital y los municipios, o bien para ornato de banquetas y camellones? ¿Es porque ambos ejemplares según subjetivas apreciaciones son feos y tienen espinas? Lo cierto es que estas especies son de una belleza única, ambas de sombra fresca y gratificante, pero, además, cuando se está bajo la frescura de una fronda de Mezquite, ni los zancudos pican, amén de que su floración es fuente para la producción por parte de las abejas, de una miel de tal finura y ricura que no tiene comparación, con todo y que la variedad de flores en nuestro hermoso México, produce mieles de aromas y sabores diversos y deliciosos.

Pero también del Mezquite se aprovechan sus vainas, es decir sus frutos, que aquí les llamamos guámaras, que son comestibles en estado maduro y también en conserva, o molida vaina y semillas para con su harina elaborar pan o enriquecer platillos y repostería y todo lo que se nos ocurra aderezar con el exquisito sabor que proporciona esta harina. Y qué decir de la finura de su madera, bella y resistente como pocas en el mundo, que ni el sol ni el agua le hacen mella, y de la que todavía hay testimonios en viejas casonas de tiempos de la Colonia, en su puertas y ventanas, o en muebles y enseres diversos; madera que por ahora ya no es posible utilizar debido a que esta especie y está en la lista de especies que comienzan a prender focos rojos, en cuanto al riesgo de extinguirse, al menos en la región.

Otro valor agregado para tan singular árbol, es la tierra que se acumula bajo su amplia fronda; tierra rica en nitrógeno y otros minerales, y está probada, lo mismo como tierra para macetas qué, como abono orgánico para pastos y cultivos. El nitrógeno es uno de los nutrientes principales que necesitan todas las plantas. En el aspecto de la salud, según investigaciones realizadas por especialistas en nutrición y otras disciplinas, y merced a sus nutrientes, estabiliza los niveles de azúcar en la sangre, ayuda a mantener huesos fuertes y sanos, mantiene las hormonas en sano equilibrio, incrementa los niveles de energía, mejora el estado anímico, y coadyuva a mantener el tracto intestinal de forma equilibrada, entre muchos otros beneficios.

Y me vuelvo a preguntar: ¿Por qué no reproducimos mezquites y huisaches para ornato de nuestros espacios citadinos de recreo y descanso, y en calles, camellones? Y por supuesto, conservar y fomentar bosques como el de la Pona, o el de Cobos, y muchos otros que aún existen en todo el territorio estatal, mismos que en cualquier momento y en aras de “la modernidad” y “el desarrollo”, los comiencen a talar para en su lugar extender aún más la selva de concreto y provocar con ello, catástrofes como la del martes 19 de junio, temperaturas de 40 o más grados de calor, u otro tipo de calamidades.

El Mezquite y el Huizache son árboles propios de las zonas cálidas y semidesérticas y de poca lluvia de nuestro querido México. Ambos árboles pertenecen a la familia de las leguminosas. Estos árboles tienen un papel importante en su ecosistema, así como en diversos usos en la vida diaria, que además son una fuente rica en proteína. Proteína que antes se consumía cotidianamente en diversas regiones del país, y que se ha venido diluyendo a través del tiempo.

El Huizache no es para consumo humano, pero juega un papel importante en la nutrición del suelo y actividades como la construcción, al igual que el Mezquite. La madera de ambos árboles es muy fina y resistente además de excelente en fabricación de vigas, puertas, muebles, ventanas y postes para terrenos o corrales. Y con todos estos atributos nos atrevemos a despreciarlos, a no dejarlos crecer y a talarlos, nada más por ser un pinche Mezquite o un Huisache que para nada sirven. Ojalá a Martín Orozco se lo digan al oído y despierte sus fibras más sensibles, si es que todavía las tiene, y plante mezquites y huisaches por doquier. Fuertes y resistentes a la sequía, pero, sobre todo, ambos son nativos de México y de la región.

Estas son las razones por las que siempre he pensado que el Mezquite debe ser uno de los blasones de nuestro Escudo de Armas, es decir, engalanar el emblema representativo de los aguascalentenses, en lugar de la Vid, ya que esta última fue traída por los españoles. Sin embargo, nosotros lo despreciamos e incluso lo asesinamos.