El caso de un hombre muerto cuyo cerebro siguió funcionando

El Confidencial

CDMX.- ¿Hay vida después de la muerte cerebral? ¿Cuándo, exactamente, atravesamos con Caronte la frontera que divide el mundo de los vivos y el Hades? La respuesta no es tan clara como pensábamos, según sugiere una nueva investigación científica publicada en el ‘Journal of Neurological Sciences’.
Loretta Norton, una estudiante de doctorado, y su equipo, de la Universidad de Ontario Occidental, en Canadá, le preguntaron a las familias de pacientes en estado crítico si podían registrar su actividad cerebral durante las horas anteriores y posteriores a su muerte.
El misterio está servido. Los médicos no saben esclarecer qué ha pasado: es biológicamente inexplicable, dicen
Lo hicieron usando pequeños electrodos en las cabezas de los enfermos y, de manera fortuita, como a veces ocurren los grandes descubrimientos, dieron con un hecho sorprendente: después de desactivar el soporte de vida de un paciente clínicamente muerto, su cerebro continuó mostrando actividad durante 10 minutos.

10 minutos y 38 segundos en los que los médicos se volvieron locos para certificar que el paciente había fallecido: no tenía pulso, las pupilas no reaccionaban a la luz, y el ritmo cardíaco, así como la presión arterial, habían cesado. Estaba, efectivamente, muerto. Y aun así, su cerebro producía ondas delta, las oscilaciones vitales para consolidar los recuerdos y comúnmente asociadas con las etapas de sueño profundo.
El hallazgo ha avivado debates médicos y éticos como, por ejemplo, cuándo es apropiado extirpar órganos humanos
El misterio está servido. Los médicos no saben esclarecer qué ha pasado: es biológicamente inexplicable, dicen. Podría ser algún tipo de error informático, pero tampoco sabrían decir cuál, ya que todo funcionó correctamente. No obstante, también advierten que es muy difícil sacar conclusiones teniendo en cuenta la muestra tan reducida: uno. Por esa razón, piden prudencia para analizar los resultados, sobre todo para aquellos que ya estén pensando en el Apocalipsis zombie.
Tan solo le pasó a uno, pero fueron cuatro los pacientes cuya actividad cerebral fue registrada. En esos tres casos, las grabaciones del encefalograma fueron diferentes, lo que indica que quizá sea posible que experimentemos la muerte de forma distinta. Esta prueba es la más frecuente para diagnosticar la muerte cerebral, debido a su comodidad y a su relación calidad-precio para los hospitales, además de ser una de las más seguras por su bajo índice de falsos negativos y la ausencia de falsos positivos.
Registro de las ondas cerebrales de los cuatro pacientes. (Norton)
Registro de las ondas cerebrales de los cuatro pacientes. (Norton)
Como se puede apreciar en esta imagen de la investigación, el paciente número cuatro (nuestro viajero post-mortem) muestra actividad cerebral después de 10 minutos y 38 segundos de que su corazón parase.
Las ratas pueden experimentar una explosión de actividad cerebral un minuto después de haber sido decapitadas. Todavía no está probado en humanos
El hallazgo ha avivado el debate sobre los nuevos desafíos médicos y éticos. Por ejemplo, cuándo es apropiado extirpar órganos humanos, ya que el estudio también plantea preguntas sobre en qué momento exacto la Parca viene a visitarnos.
Todas estas investigaciones se han realizado a hombros de un estudio del año pasado que demostraba que más de 1.000 genes seguían activos en cadáveres hasta días después de que se haya registrado la muerte. En investigaciones anteriores se descubrió que las ratas pueden experimentar una explosión de actividad cerebral durante un minuto después de haber sido decapitadas. Todavía no está demostrado en humanos.
Hasta el momento, las observaciones no han sido concluyentes. Lo que le pasa al cuerpo y la mente tras la muerte sigue siendo un misterio incluso para la ciencia. Queda mucho por averiguar.